Llega el verano y si quieres que tu piel no se lamente de los errores cometidos durante los meses de estío, hay que ponerse manos a la obra y no bajar la guardia. De hecho, es durante la época estival cuando aumentan los riesgos para la piel. El hecho de que el calor deshidrate más rápido la epidermis y de que la sudoración aumente la humedad, volviéndola más proclive a infecciones, hace que esta temporada del año los cuidados de nuestra piel deban de ser mayores.
El sol, según el doctor Moisés Martín Anaya "es el que nos da y el que nos quita": da a la piel un color más saludable, pero es a la vez uno de los mayores riesgos para nuestra piel. Manchas, sequedad, y, en los casos más extremos, melanoma… los peligros que conlleva son variados. Los cuidados básicos que el doctor Martín Anaya recomienda para la piel durante el verano son estos:
1. Piel limpia... La limpieza diaria debe realizarse con productos suaves que no alteren el manto ácido de la piel, que no irriten ni sean muy perfumados, pero ayuden a eliminar la grasa y suciedad acumuladas. Además se deben utilizar materiales que no raspen ni froten fuertemente nuestra piel. Es importante no compartir toallas con otras personas y secarse los pliegues correctamente para evitar la aparición de micosis superficiales.
2. ...E hidratada. Las cremas y aceites hidratantes permiten recuperar la humedad perdida y son particularmente útiles si el calor reseca la piel. Lo importante es que contenga propiedades hidratantes y emolientes, lo que permite recuperar el agua.
3. Atención con la ropa. Cuidar la piel de todo el cuerpo implica evitar usar ropa o zapatos con materiales que favorezcan la aparición de hongos por la creación de un ambiente húmedo; o bien que puedan causar heridas o alergias en la piel.
4. Prevenir infecciones. Si ocurre algún pequeño accidente cuya consecuencia es una raspadura, una herida en la piel o una quemadura, para evitar las infecciones es necesario lavar inmediatamente la zona con agua. En caso de granos o ampollas es importante no tocarlas ni apretarlas.
5. ¿Y la alimentación? Debe moderarse el consumo de carnes y priorizarse el consumo de frutas y verduras, alimentos ricos en vitaminas antioxidantes como la A, C y E. Esta última es una de las más importantes para el cuidado de la piel, ya que previene la degeneración celular, ayuda en el proceso regenerativo en caso de cicatrices y acné y contribuye al aumento del flujo sanguíneo de la piel. Está presente en aceites, frutos secos, en pescados y camarones y en vegetales como el brócoli, la espinaca, los espárragos, el tomate o la zanahoria. Y, por supuesto, también es recomendable beber mucha agua.
6. Importancia del sueño. Las células se producen y recuperan su fuerza cuando se duerme, ayudando a mantener una piel en buen estado.
7. Protección solar. Se recomienda cada vez un mayor factor de protección solar para defender nuestra piel de los rayos ultravioleta. Este debe ser elegido de acuerdo con el tipo de piel. En general, se recomienda usar como mínimo uno con 15 de FPS. Además, deben aplicarse 30 a 45 minutos antes de iniciarse la exposición al sol, ya que son eliminados por el sudor y el agua.
8. Exposición al sol. Conviene reducir al mínimo la exposición al sol en las horas centrales del día.
9. ¿Y el cloro? Después de haberse expuesto al sol o al agua clorada de una piscina es necesario darse una ducha para hidratar la piel. Se puede usar un jabón de PH normal o levemente ácido, que contribuyen a no contraer ninguna infección dermatológica.
10. Antioxidantes. Debido a la exposición al sol y la agresiones provocadas por la sal y el cloro, es necesario un proceso diario de recuperación de la dermis que podemos conseguirlo gracias a productos que contengan antioxidantes.