La dieta, buena aliada para combatir el vientre hinchado
¿Acabas el día con la marca de la cinturilla del pantalón grabada sobre la piel? Te damos las claves para intentar evitarlo
No son pocas las veces que te hemos hablado del vientre hinchado, uno de los problemas estéticos que preocupa a más mujeres, que ven cómo esta zona de su cuerpo se hincha a medida que pasa el día. Al margen de otras recomendaciones, lo cierto es que una alimentación adecuada puede ser tu mejor aliada para combatir este problema. Vamos a darte una serie de claves para que intentes prevenir su aparición y las molestias que ocasiona.
- Tómate su tiempo para comer tranquilamente. ¿La razón? La digestión comienza en la boca, ya que la masticación produce enzimas y fragmenta los alimentos, lo que los hace más fáciles de procesar por el sistema digestivo.
- Comer ansiosamente, con mucha prisa o a grandes bocados hace que al abrir la boca se ingiera alimento y una buena dosis de aire innecesario. Es mejor tomar siempre porciones pequeñas. La ingesta diaria de una misma cantidad de alimentos repartida en cinco comidas es más saludable que si se divide en sólo almuerzo y cena.
- Las bebidas carbonatadas (con gas) contribuyen a hinchar el vientre. Si no puedes renunciar a ellas, prueba a eliminar parte del gas agitándolas con una cuchara o una pajita.
- La lechuga es un alimento muy rico en celulosa, una sustancia muy resistente a la acción de disolución del aparato digestivo, y, por tanto, causa común de hinchazón y gases. Lo mismo sucede con otras verduras de hoja como el repollo o la coliflor. Conviene cortarlas en trozos muy pequeños, no tomarlas por la noche y masticarlas a conciencia.
- Las legumbres (judías, garbanzos, lentejas, etc) pueden provocar aerofagia debido a su contenido en trisacáridos. Tenerlas en remojo durante 24 horas contribuye a rehidratarlas, al igual que someterlas a una cocción lenta y prolongada, que las hace mucho más fáciles de digerir.
- Curiosamente, la verdura congelada es más fácil de digerir que la cruda. Cuando el agua de su interior se convierte en hielo, rompe la estructura celular y consigue que al sistema digestivo le cueste menos procesarla.