Si antes del verano vivías tu particular ‘operación biquini’ para lucir cuerpo en los días de sol y playa, ahora, ya de regreso, te encuentras con esos kilos de más que has ganado en los días de asueto. Y, además, con más pereza a la hora de ponerte a perderlos. En ocasiones, además, la vuelta a la rutina se hace dura también a nivel psicológico. Superar la llamada crisis post vacacional y pensar en volver a comer de forma saludable y en cuidar nuestro cuerpo parece una tarea difícil: se acabó la jornada intensiva, los niños vuelven al colegio, volvemos a estar horas y horas delante de un ordenador en la mayoría de las ocasiones, etc.
El conocido doctor Pierre Dukan nos resume en diez puntos las claves para que la vuelta a una alimentación saludable se convierta en algo sencillo, gratificante y, sobre todo, que nos permita ¡no pasar hambre!
- Sé optimista. Ahora ves todo muy difícil pero… ¿recuerdas lo fácil que te resultaba pensar en tu cuerpo y en tu salud cuando estabas pensando en tumbarte al sol? Tu esfuerzo tuvo muy buenos resultados y ahora puedes volver a hacerlo. Lo fundamental es adaptar unas pautas sanas de alimentación a tu rutina, y no dejar que una dieta esclavice tu vida.
- No eches la culpa a quien no la tiene y menos a la báscula. Ha llegado el difícil momento de ponerte encima de la balanza y cuando tú querías que se detuviese, ha seguido subiendo… Es el momento de confiar en ti misma, de tener fe en tus actos y de prometerte constancia para sentirte bien.
- Fija objetivos realistas. Porque en ocasiones pensamos que estar muy delgados es lo más aconsejable pero nuestro peso justo no depende de pesar más o menos kilos sino de tener un peso con el que nos sintamos bien y que nos resulte fácil mantener en función de nuestro ritmo de vida.
- Toma nota de los alimentos más saciantes. Con ellos te sentirás más llena y la sensación de hambre tardará más en llegar. Incluye en tu dieta huevo duro, salvado de avena, queso fresco, gambas, palitos de cangrejo, atún al natural, sardinas en conserva, sopa con trocitos de verduras…
- ¡Mucho ojo con los condimentos! Todo vale excepto la mostaza dulce y el ketchup, a no ser que no tenga azúcar. Las finas hierbas, todo tipo de especias, la mostaza de Dijon, el vinagre (de Jerez, balsámico, aromatizado, etc.), la salsa de soja salada, los pepinillos, el ajo, la cebolla…. son múltiples opciones para aderezar tus comidas de una forma sabrosa y sana.
- Si a los que te rodean les encanta comer, asegúrate de que en el menú de todos se incluyen alimentos que tú puedes comer sin ningún problema: salmón ahumado como entrante, pollo asado o pescado al horno como plato principal…Así, además, no te sentirás excluida en la mesa. Si además ellos quieren darse un capricho, procura que lo hagan con alimentos que no te gusten demasiado para que la “envidia” y la tentación sean menores.
- Siempre es más fácil intentar perder peso si tienes apoyo. Tus amigos, tu familia… todo tu entorno es importante para apoyarte y conseguir tus objetivos. Puedes, además, contar con la ayuda de un especialista que te asesore (una opción es el coaching online www.DietaDukan.es).
- Si vas a un restaurante, intenta ser tú quien elija los platos. Siempre hay opciones deliciosas que ayudan a tu línea: por ejemplo, un asador siempre te ofrecerá la posibilidad de pedir carne sin grasa, y si te gusta la cocina oriental, los restaurantes japoneses son también una muy buena opción ya que los sashimis y las brochetas de carne, pollo o salmón, te saciarán y te sentirás satisfecho. Otra posibilidad que tienes que tener siempre presente es pedir entradas como una ensalada. Por supuesto, procura no tomar pan y olvídate del postre y de las bebidas con azúcar. El té y el café con edulcorante también harán que te quites el “gusanillo” del dulce.
- El ejercicio es clave para sentirse bien contigo misma pero la actividad física debe estar adaptada a cada uno. No son necesarios grandes entrenamientos: caminar, subir y bajar las escaleras en vez del ascensor y permanecer de pie en los transportes públicos en vez de sentarnos, son buenos actos que deben integrarse en nuestra rutina y que deben respetarse más allá de la dieta.
- Y por supuesto, ¡bebe agua! y si es posible, 2 litros al día. No solo te ayudará a limpiar tu cuerpo por dentro y a sentirte un poco más saciada sino que, además, hidratará tu piel a fondo, entre otros muchos beneficios.