Los codos son una de las partes de tus brazos que más sufren los efectos del verano. Es importante tener en cuenta un par de consejos para que su aspecto sea el mejor posible.
Exfoliación, sin excusas. Para dar un aspecto terso a los codos, nada como comenzar cuanto antes a realizar un programa de exfoliación. Así, cada mañana, y durante la ducha diaria, frota la zona con una esponja exfoliante, sea de lufa (fibra natural) o un guante de masaje. Sobre la piel mojada, traza círculos en esta área, tanto con el brazo extendido como con el codo doblado en ángulo recto. En ocasiones, se recurre a la piedra pómez para las zonas más rugosas. Lo cierto es que tiene un efecto exfoliante, pues elimina la piel muerta, pero no hay que olvidar que es un remedio que puede tornarse demasiado agresivo, que, precisamente, puede producir el efecto contrario.
Y después, ¡a hidratar! Tras la exfoliación, es fundamental la hidratación. Por eso, al salir de la ducha, es necesario extender una hidratante muy rica sobre esta zona. A menudo, las cremas de manos (más untuosas que las de cuerpo) son una opción excelente para suavizar los codos. Procura hacerlo al menos una vez al día, pero si son dos (o incluso tres o cuatro…), mejor que mejor.
Un extra. Además, cada tres días, no es mala idea realizar un tratamiento extra. Corta un limón por la mitad y frótalo sobre el codo. Su ácido cítrico actúa como exfoliante natural y contribuye a blanquear y aclarar la coloración oscura de esta zona. Después, aplica crema hidratante: comenzarás a observar resultados a partir de la primera semana, y en un mes, notarás cómo la piel de tus codos está mucho más suave y tersa.