Tienes ganas de irte a la cama, de descansar tras un agotador día de trabajo y, en ocasiones, cedes a la tentación de meterte entre las sábanas, y dejas de lado una rutina indispensable: limpiar tu piel. Craso error. Tu cutis necesita que le dediques esos minutos, sí o sí.
¿Por qué es tan importante? La producción de grasa es la causa principal de que la limpieza nocturna se haga más importante que nunca, especialmente si se quiere evitar que se acaben formando granitos e impurezas. Al salir más sebo, éste se puede quedar sobre la piel, taponando los poros y acabando en puntos negros. Hay que elegir un producto que limpie con suavidad, haciendo especial énfasis en las zonas más grasas, como las aletas de la nariz. Pero cuidado con exfoliar demasiado si se ha tomado el sol, pues podría ser una agresión excesiva para la piel. Es mejor tratar el cutis con mucho mimo, con pausa, pero sin prisa.