Es tiempo de sol. Pero, eso sí, sin descuidar la protección solar. Las cremas con protección no deben faltar en tu neceser veraniego. Has de elegir entre la gran variedad de opciones, pero, ¿cuál debes elegir? Cuando vas a comprar una crema solar, seguro que lo primero en lo que te fijas es en el factor de protección, para elegir el que más se adapta a tu tipo de piel, es decir, a tu fototipo.
Pero, además de emplear un producto con el factor de protección solar adecuado, debes tener en cuenta otros aspectos del producto. “Un buen fotoprotector tiene que ser resistente al sudor y al agua y no debe causar irritación”, explica Rafael García Gutiérrez, de la Asociación para el Autocuidado de la Salud. Vamos a intentar resumirte algunas de las características que pueden tener los fotoprotectores.
-De entrada, puedes encontrar los protectores solares en diferentes formulaciones: crema (más apropiada para la cara y el escote), leche (para su uso en el cuerpo), spray (idóneo para los deportistas) y las emulsiones oil free para personas con piel grasa o problemas de acné.
-Conviene que elijamos uno de textura ligera.
-La ausencia de perfume y parabenes (conservantes) ayuda a que sean aptos para todo tipo de pieles, incluso las más sensibles.
-Es conveniente que protejan contra los rayos UVA y UVB. Los primeros son rayos ultravioleta de largo alcance. Penetran en las capas profundas de la piel y son los mayores causantes del envejecimiento prematuro de la piel. Están presentes durante todo el día y todos los días del año. Atraviesan el cristal, las nubes, el agua… Por su parte, los rayos UVB tienen menor longitud de onda que los UVA, pero de gran energía. Sus efectos se perciben rápidamente sobre la piel y son los responsables de las quemaduras. Ambos tipos de radiaciones contribuyen a la aparición del cáncer de piel y son igual de nocivas, aunque los UVA pasen más desapercibidos. Hasta ahora, se había prestado más atención a los UVB por ser de una intensidad de 30 a 50 veces superior a los UVA y por ser los causantes, directos y visibles, de las quemaduras. Pero la radiación UVA, aun siendo menos intensa, se encuentra en mayor cantidad y de forma presente a lo largo de todo el día. La UVB nos alerta más fácilmente: sentimos más su calor, y sabemos que a mediodía es mucho más agresiva.
-¿Sirve de algo añadir antioxidantes a los protectores? Sí. No porque contengan filtros, sino porque se ha demostrado que dos de los antioxidantes más populares (la vitamina E y C) no sólo combaten los radicales libres provocados por el sol, sino que además reducen el número de células de la epidermis que muestran una alteración de su núcleo.
-Un protector resistente al agua mantiene su nivel original de protección después de 40 minutos de inmersión en el agua (término en inglés: water resistant). Mientras, un protector a prueba de agua mantiene su nivel original de protección tras 80 minutos de inmersión en el agua (término en inglés: waterproof). Ahora bien, cuando salimos del agua debemos volver a aplicarnos el protector siempre. Hay que tener en cuenta que el sólo hecho del roce con la toalla ayuda a retirar el producto de la piel y, por lo tanto, rebajamos parte de su efectividad.
-¿Existen los productos pantalla total? No. No existe ningún cosmético solar que proteja al 100% de los rayos solares. De hecho, la Comisión Europea pide que este término no se utilice por resultar engañoso y dar la impresión de que pone totalmente a salvo del sol. Los dermatólogos consideran que un factor de protección 60 ó 90 no es más eficaz que uno 50. Por tanto, la Comisión Europea recomienda que a partir del IP 50, no se especifique número y en el etiquetado se hable tan sólo de 50 +, la llamada protección ultra.
-Los expertos de La Roche-Posay apuntan, además, que es imprescindible que un fotoprotector sea fotoestable, es decir, un buen fotoprotector ha de protegerte en todo momento. Esto significa que la protección UVB/UVA ha de mantenerse durante el tiempo de exposición al sol, sin perder su eficacia.
Y además… Según La Roche-Posay, para alcanzar la eficacia del factor de protección solar indicado, los productos de protección solar tienen que aplicarse en cantidades similares a las empleadas en los ensayos, es decir, 2 mg/cm, lo que equivale a seis cucharillas de café de loción (unos 36 g) para todo el cuerpo de un adulto de talla media.
La realidad: nos aplicamos 0,7 -0,5 mg/ cm piel, lo que equivale a reducir un SPF 30 a un SPF 4. Por ello lo ideal es reaplicar el producto de forma regular (al menos cada 2 horas).