El cuerpo tiene diferentes necesidades en sus diversas etapas vitales. Y de la misma manera que asumimos que se debe cambiar de tratamientos con la edad, también hace falta ajustar la protección solar a cada momento.
0 a 15: extremar los cuidados
Paradojas de la vida, los que más la necesitan, son las que menos quieren la protección de las cremas: y es que los niños no quieren que les molesten y entretengan con cremas y advertencias. Por eso, una de las tareas más latosas con que los padres se pueden enfrentar en los días de playa y piscina es la protección frente al sol de los más pequeños. Es mucho más importante de lo que parece: hay que recordar que su sistema de formación de melanina y, por tanto, de protección, no está formado del todo hasta los 14 años, y por tanto, cada rayo de más que reciban puede ser causa de cáncer en el futuro, ya que la piel tiene memoria y recuerda las agresiones que suceden durante la infancia.
- Crema+protección extra. Para una protección realmente eficaz también hace falta sombreros o gorras, camisetas y pantalones. Cuanto más tupida sea la tela y más ancha el ala o la visera, mejor.
- Ojo con el agua. Los chapuzones disminuyen la protección. Por eso es tan importante reaplicar la crema solar regularmente, pues los niños suelen entrar y salir del agua constantemente.
- Cremas sólo para ellos. Hay que escoger cremas específicas para niños, que contienen la mayor protección posible con la mínima cantidad de conservantes, filtros agresivos o productos potencialmente irritantes, ya que su piel es más sensible.
16 a 29: más vale prevenir
En la década de los 20 cuesta pensar en el futuro, en ese momento en que pelo, cuerpo y piel se encuentran en un momento espléndido y los temas de arrugas y manchas parecen ser cosa de otros… Pero hay que ser precavidas. A la hora de tomar el sol hay que tener en cuenta el concepto “capital solar”. ¿Qué significa? Cuando nacemos, tenemos una determinada y limitada capacidad de defensa ante la radiación ultravioleta, que vamos consumiendo a medida que nos exponemos a ella. Es como el dinero: cuanto más conservador seamos con él, más nos durará. Y en invierno, hay que dar un descanso a la piel para que se pueda recuperar y dejar que se regenere.
- También bronceadas. No hay que protegerse tan sólo cuando se está pálida. Es importante seguir usando factores de protección de medios a altos cuando ya hay un buen bronceado, pues evitaremos seguir causando daños a la piel.
- Diferentes formatos. Los productos en spray, como aquellos para deportistas o incluso para hombres, son perfectos para pieles grasas, algo más frecuente durante la juventud.
- Fórmulas 'todoterreno'... Las amantes del deporte harán bien en buscar fórmulas resistentes al agua y a la arena, para asegurarse una protección integral.
- ...Y de amplio espectro. Busca protectores de amplio espectro, que protegen tanto de la radiación UVB (la que quema) como la UVA, que produce flacidez y manchas.
30 a 44: los primeros signos
Ahora suele ser el momento de arrepentimiento. Los efectos se perciben ahora en forma de las primeras manchas, un cutis que parece más apagado y flacidez que se manifiesta en una piel con falta de tono. Para evitar que vaya a más, hace falta tomar el sol con mucha, mucha cabeza, no sólo usando protectores adecuados, sino también usando sombreros y camisetas, manteniéndose a la sombra y evitando las horas de máxima intensidad solar. Ahora más que nunca es un momento excelente para sacar el máximo provecho a los autobronceadores, que dan ese tono dorado sin sacrificar la piel.
- Todos los días. Conviene comenzar a usar protección solar a diario, no sólo cuando se toma el sol, especialmente si se pasa mucho tiempo al aire libre. Para ello son excelentes las cremas de tratamiento con filtro.
- Después del sol. No hay que olvidarse de los productos after sun, que ayudan a la piel a recuperar el nivel de hidratación perdido durante la exposición solar.
- Ojo con las zonas sensibles. No conviene usar menos de un índice 12 en ningún momento, cuidando especialmente las zonas más sensibles como el rostro, escote y pecho. No faltan solares que además contienen activos reafirmantes y/o drenantes, que ayudan a mejorar la silueta.
45 a 99: fuera manchas
Las pieles maduras se broncean más lentamente y peor porque a los melanocitos les cuesta más sintetizar la melanina. Es decir, el color es menos uniforme y a eso se une la aparición de manchas. No sólo eso: es más fácil que aparezcan irritaciones y picores porque el sol altera todos los mecanismos de defensa de la piel. Sinceramente, lo mejor es evitar la radiación ultravioleta por completo, manteniéndose a la sombra.
- En invierno... se pueden usar productos despigmentantes, que igualan el tono de la piel, pero que deben combinarse con protección solar para evitar la aparición de nuevas manchas.
- Prevenir. A veces, basta el calor para producir irritaciones cutáneas, por lo que es mejor evitarlo en la medida de lo posible.
- Elegir bien los cosméticos. Es la hora de cosméticos que ponen una barrera al sol, que se deben extender también por escote y manos. Una buena opción para el día a día son los solares con color, que combinan protección y efecto maquillaje.
¿Y tú? ¿Cómo cuidas tu piel de los efectos del sol?