El sudor es, tal vez, el gran efecto secundario del verano. Genera una sensación incómoda y muy molesta para quienes lo padecen. Por eso, las firmas siguen desarrollando nuevas fórmulas en sus desodorantes, con el fin de minimizar sus efectos.
Un proceso natural
Transpirar es un fenómeno fisiológico normal e indispensable, que permite regular la temperatura corporal. La humedad que se produce en la piel, necesaria para refrescar el organismo, es secretada por las glándulas sudoríparas, a través de la estimulación del sistema nervioso simpático. Se trata de una respuesta al aumento de la temperatura corporal generada por el calor ambiental, el ejercicio físico, la fiebre o las emociones, como el estrés. Contrariamente a lo que suele pensarse, la transpiración es prácticamente inodora. Son las bacterias que se alimentan de ella las que la provocan su mal olor.
Las axilas representan el 1% de la superficie corporal, pero el sudor que produce es especialmente impactante. Al tratarse de una zona poco ventilada, la humedad se evapora con dificultad y produce cercos en la ropa. En cuanto al olor que puede desprender, si no se ataja en su formación puede resultar incómodo.
Consejos de experto
-El remedio más simple es también el más evidente: una buena higiene corporal. Como la ropa está directamente en contacto con la piel, se recomienda elegir materiales naturales como el algodón, el lino o la seda, que permiten el paso del aire, al contrario de los materiales sintéticos que confinan los olores.
-El pelo retiene la humedad y fomenta la proliferación de bacterias, por lo que resulta recomendable depilarse.
-Cuando hace mucho calor, evita la ingestión de bebidas muy calientes o heladas porque provocan drásticos cambios de temperatura, compensados con una sudoración más importante. Evita también el café, las bebidas alcohólicas y los alimentos especiados, ya que aumentan la temperatura interna.
¿Qué desodorante sueles utilizar?