Aunque a veces pasan desapercibidas y no les damos toda la importancia que tienen, estos (a veces molestos) pellejitos tienen la función de proteger el lecho de la uña, su cuna y lugar de nacimiento, y, por tanto, su parte más frágil. Es decir, si se elimina la cutícula, se corre el riesgo de que la uña crezca mal o sea presa de cualquier infección oportunista. Actuando como un sello entre el dedo y la uña, la protege de infecciones y problemas, por lo que no debe eliminarse nunca a golpe de tijeretazo. Por eso, seguro que has leído mil y un veces que las cutículas no deben cortarse nunca:
No olvides que...
Para mantener la flexibilidad de las cutículas y evitar la formación de pellejitos, conviene usar crema de manos con frecuencia, insistiendo en las uñas y alrededores mediante un pequeño masaje. Una o dos veces por semana, usa un gel quitacutículas para ablandarlas: tras su aplicación, basta con empujarlas y frotarlas suavemente con una toalla para mantener su buen aspecto. Y, si necesitas retocarlas con la tijera, asegúrate de desinfectar antes las hojas con la ayuda de un algodón empapado en alcohol para reducir el riesgo de “padrastros” y molestias.
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