Una piel limpia es el primer paso para una piel sana. Ese es uno de los principios básicos de la belleza de tu piel. Tal vez te has preguntado si es necesario limpiarla al final del día incluso si no te maquillas. Lo cierto es que sí. ¿La razón? La producción natural de sudor y grasa, así como la influencia de agentes medio ambientales como la contaminación, depositan sobre el rostro un velo de impurezas que conviene eliminar con suavidad, para tampoco irritar ni dejar la piel excesivamente desprotegida.
Seis claves de una buena limpieza
- Es importante adquirir desde muy joven una rutina de belleza que incluya la limpieza diaria, preferentemente por la noche.
- Las pieles muy grasas se beneficiarán no sólo de una limpieza nocturna, sino también de una matutina para eliminar los restos del sebo producido por la noche.
- El limpiador se usa siempre desde el centro del rostro hacia fuera.
- Insiste en las aletas de la nariz, la barbilla y la frente, sin olvidar la raíz del cabello, el cuello y el escote.
- Aclara con agua tibia y finaliza siempre con agua fría, que ayuda a cerrar los poros.
- Todos los gestos deben ser suaves, sin tirar del tejido. Al secar la piel, hazlo con suavidad, apretando la toalla contra el rostro con suaves golpecitos.
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