Dice el refrán que nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena... Y de nuestros pies, cuando llega el tiempo de sandalias. No es extraño que quien más quien menos los deje totalmente desatendidos durante el invierno, tiempo de botas, medias y calcetines. No es de extrañar que luego se tomen la revancha con talones agrietados o durezas. La solución: Basta con acordarse de aplicar la crema de cuerpo habitual también en los pies. E incluso es mejor si les dedicas una hidratante específica para ellos. Estos productos -hay una gran variedad en el mercado- contienen ingredientes como la urea, uno de los pocos capaces activos capaces de penetrar en las zonas más gruesas y rugosas, como talones, codos o rodillas.