¿Cómo puedo combatir el exceso de sudoración?
Es un fenómeno que se conoce con el nombre de hiperhidrosis y para muchas personas se convierte en un verdadero problema en su vida diaria
Lo creas o no sudamos de manera constante durante las 24 horas del día, lo que produce una pérdida de agua transepidérmica imperceptible que sirve para estabilizar la temperatura del organismo y eliminar toxinas. Cuando nos encontramos en un entorno muy cálido o hacemos ejercicio, esta pérdida de agua se hace más notable. Esta es la forma que tiene nuestro organismo de refrescarse y mantener los órganos vitales a temperatura estable. Curiosamente, el sudor no huele, ya que está compuesto principalmente por agua. El olor no aparece hasta pasado cierto tiempo, cuando las bacterias presentes en la piel descomponen el sudor, proceso responsable de ese aroma indeseado. Normalmente la sudoración suele ser más abundante en aquellas zonas del cuerpo que tienen una mayor densidad de glándulas sudoríparas en la piel como, por ejemplo, las axilas, las manos, los pies y la frente.
Ahora bien, hay personas que padecen una sudoración excesiva; es lo que se conoce como hiperhidrosis y puede interferir de manera notable en su vida cotidiana porque manchan rápidamente la ropa por la sudoración axilar, porque siempre tienen las manos húmedas y son conscientes de que puede producir un efecto desagradable al dar la mano o bien porque, por exceso de sudoración plantar, tienen problemas de olor de pies. Según la doctora Royo de la Torre, dermatóloga del Instituto Médico Laser de Madrid, y Olay existen dos tipos de hiperhidrosis:
-Primaria: no está vinculada a ninguna alteración de tipo orgánico y no está claro si se produce debido a un exceso de estímulo nervioso sobre las glándulas sudoríparas o a una respuesta excesiva de las glándulas frente al estímulo nervioso. Dentro de este tipo existen diversos grados de sudoración que van desde la sudoración que ni se nota ni interfiere en la vida cotidiana hasta el máximo grado, cuando la sudoración es intolerable y puede dificultar la vida normal de la persona. Por regla general, suele desencadenarse por ciertas situaciones de estrés, vergüenza o miedo.
-Secundaria: está vinculada a algún tipo de alteración orgánica como, por ejemplo, fiebre, diabetes, situaciones de estrés, hipoglucemia, hiperactividad del tiroides, tratamientos con fármacos derivados del tiroides o de la morfina…
Tratamientos para combatirla
Si padeces este tipo de problema, existen varios tipos de soluciones, que puedes valorar con ayuda de un médico especialista para ver cuál es el más conveniente:
- Aplicación de antitranspirantes: posiblemente es el más conocido. Están compuestos por lociones alcohólicas de cristales de aluminio. Actúan tapando el poro e impidiendo la transpiración y se aplica dos o tres veces por semana. Sin embargo, hay que tener en cuenta que pueden resultar irritantes y algunas personas pueden desarrollar dermatitis locales en la zona de aplicación.
- Iontoferesis: consiste en la aplicación de corrientes eléctricas muy suaves mediante un baño acuoso que puede controlar el problema de la sudoración durante un tiempo limitado, que puede ir desde las seis horas a varios días. Hay que decir que no siempre funciona.
- Toxina botulínica: en los últimos años se ha revelado como uno de los más cómodos y efectivos. Consiste en inyectar la toxina en las zonas de riesgo (axilas, palmas de las manos, plantas de los pies) para paralizar la actividad de las glándulas sudoríparas durante un periodo de tres a seis meses y, con ello, el sudor. Si te interesa este tema, puedes consultar el blog de nuestro experto dermatólogo, el doctor Íñigo de Felipe, que tiene varios artículos sobre el empleo de esta toxina, popularmente conocida como Botox.
- Cirugía: debe realizarlo un cirujano especialista tras haber estudiado muy bien el caso. Se realiza mediante la técnica de laparoscopia y consiste en interrumpir definitivamente los nervios y los nódulos nerviosos que transmiten la orden de sudoración a las glándulas sudoríparas. En algunas ocasiones, aparecen hipersudoraciones compensatorias en otras zonas, como la espalda o las piernas.