No nos cansamos de repetir que hay que ser extremadamente cuidadoso con el sol. Las cremas protectoras han de ser nuestro compañero inseparable en verano. Sin embargo, en ocasiones llegan los descuidos: un día nublado y engañoso, una siesta a destiempo, un olvido de la crema en un precioso día de playa o una incorrecta utilización del protector. ¿El resultado? Una piel roja y muy dolorida. Lo ideal es evitar este tipo de situaciones, recuérdelo, pues su piel puede pagar las consecuencias no sólo a corto plazo, sino en el futuro, pero una vez que el disgusto aparece, aún hay opciones para intentar solucionarlo.
El dermatólogo Eduardo López Bran resume las claves para aliviar quemaduras de leves a moderadas (grado 0 a 1). En ese caso, el objetivo principal del tratamiento ha de ser reparador y reepitelizante, es decir, que ayude a la piel a regenerarse, además de calmar el dolor y las molestias, así como el escozor y la sensación de acorchamiento. Así, se recomienda la aplicación de suero salino y de agua termal fría, ofreciendo una receta muy práctica y eficaz, consistente en disolver en medio litro de agua una cucharada sopera de vinagre blanco, aplicando compresas empapadas en esta mezcla durante unos minutos. Si el picor o el dolor es notable, se puede recurrir a un corticoide tópico o un anestésico local, también capaz de calmar. Y las aspirinas, gracias a su contenido en ácido aceltilsalicílico, no sólo alivian el dolor, sino que además tienen un cierto efecto antiinflamatorio.
Además, aconseja evitar que el chorro de la ducha caiga directamente sobre la zona irritada, así como no utilizar cosméticos, lacas o perfumes, e incluso jabón. Conviene llevar una higiene cuidadosa, procurando que las zonas afectadas estén siempre muy hidratadas para evitar la formación de costras, por lo que el after sun se hace indispensable, así como la ingesta de agua, pues es fundamental rehidratar y recuperar los líquidos perdidos. Y, cómo no: ¡adiós al sol durante una buena temporada! Y si se ve obligado a salir, hágalo con una gran protección, utilizando sombreros que eviten que el sol pueda hacer mella en sus quemaduras. Lógicamente, si la quemadura es más grave, se debe acudir al médico de forma inmediata.