Tengo la piel sensible, ¿cómo debo cuidarla?
Hablamos con la doctora Mª José Isarria, dermatólogo del Instituto Médico Láser de Madrid para conocer cuáles son los tratamientos que necesitan este tipo de pieles
Es un problema más frecuente de lo que te puedas imaginar y que preocupa a un buen número de mujeres, especialmente ahora en verano, cuando la piel está más expuesta al sol. Aunque, por regla general, estas pieles presentan un aspecto terso y luminoso durante la juventud, con el paso de los años desarrollan problemas de hipersensibilidad. Y la razón no es otra que su débil y permeable barrera cutánea, que favorece, por un lado, que los agentes irritantes externos penetren con mayor facilidad y, por otro, que se produzca una mayor pérdida de agua por evaporación, lo que provoca que sean pieles propensas a la deshidratación y la sequedad.
Según la doctora María José Isarria, dermatólogo del Instituto Médico Láser de Madrid, en colaboración con Olay, es un tipo de piel clínicamente inestable, es decir, que puede tener episodios de normalidad que se alternan con otros de irritación con enrojecimiento, sequedad, descamación y erupciones, normalmente provocados por la exposición al sol, al frío, la sequedad ambiental, a cambios bruscos de temperatura, a la humedad o por la aplicación de cosméticos o perfumes. Aunque, generalmente, estos efectos se producen en el rostro, también suele ser habitual que aparezcan en el escote, el cuero cabelludo, incluso, en brazos y piernas.
Por otro lado, se puede tener la piel sensible y no tener ninguna patología dermatológica, pero puede ser una característica que vaya asociada a alteraciones dermatológicas como la rosácea (vasodilatación intensa, incluso pústulas) o a otras de tipo orgánico como la atopia respiratoria (que suele cursar con rinoconjuntivitis polínica, asma o eccemas localizados). Además, y aunque pueda parecer lo contrario, las pieles grasas también pueden ser sensibles, como sucede en el caso de la dermatitis serborreica o en los casos de acné, que al ser tratadas con isotretinoína de forma agresiva puede conducir a una atrofia de las glándulas sebáceas, que se encargan de lubricar la piel, y desencadenar como consecuencia sequedad cutánea.
Recomendaciones y cuidados
¿Tu cutis pertenece a este tipo de piel? Pues entonces toma buena nota de los consejos que la doctora Isarria te proporciona para aliviar y prevenir sus inconvenientes:
- Alimentación: incluye en tu dieta alimentos ricos en vitamina C (cítricos, frutos rojos o piña); además, debes evitar la ingesta de alcohol y de comidas picantes o excesivamente especiadas porque, generalmente, tienen un efecto vasodilatador en el organismo.
- A la hora de limpiar la piel, utiliza jabones o productos que no tengan detergentes. Una vez limpia, vaporízala con agua termal.
- Debes prestar especial atención al tipo de cosméticos que utilices. Opta siempre por los que no tengan ni conservantes, ni alcoholes ni perfumes. Tampoco es recomendable utilizar productos que tengan sustancias con efecto exfoliante (por ejemplo, retinol o alfa-hidroxiácidos) porque tienden a irritar la débil capa córnea de la piel. En su lugar, debes optar por aquellos cosméticos que en su composición tengan sustancias muy hidratantes (glicerina o el panthenol), que posean sustancias estimulantes del colágeno, antioxidantes y regeneradoras (vitamina E, C o té verde) y descongestivas o calmantes (la cafeína o el hammamelis).
- Ojo con la exposición al sol. Si tienes la piel sensible, lo más aconsejable es utilizar productos que contengan 'filtros físicos' porque son menos irritantes; eso sí, son menos estéticos porque dejan una fina capa blanca sobre la piel.