Hay quienes opinan que son una de las partes fundamentales del cuerpo; tanto, que si los pies están mal, la persona no puede sentirse bien. Y ahora, cuando las sandalias son las protagonistas, vuelven a saltar a la palestra. Es entonces cuando te das cuenta de lo difícil que es el paso del zapato cerrado al abierto y pueden surgir diferentes problemas.
Pero, ¡que no cunda el pánico! Todos pueden tener una solución inmediata que los alivie en la medida de lo posible.
Si sientes los pies ardientes…
Es una buena opción disfrutar de un pediluvio que alivie la congestión y refresque los pies, aplicando después una crema con algún agente refrescante como el mentol.
Si sufres de pies secos y ásperos…
Ante todo, debes ser constante en tres pasos diarios: limar, exfoliar e hidratar, para evitar el engrosamiento del estrato córneo. Usa una lima específica para las zonas más gruesas, una exfoliante para todo el conjunto del pie y una crema que, a ser posible, debes aplicar tanto por la mañana como por la noche.
Si tienes durezas…
No intentes eliminarlas de la noche a la mañana. Es conveniente acudir a un podólogo que elimine la piel muerta sin dañar el tejido sano. Posteriormente, es importante mantener un cuidado continuo de estas zonas para evitar que se vuelvan a formar.
Si notas los pies hinchados…
Sumérgelos en un baño de agua fría con sal o, aún mejor, alterna baños de agua fría y caliente para reactivar la circulación. Extiende un producto refrescante y pon los pies en alto (a una altura superior a la del corazón) para mejorar el riego sanguíneo.
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