Quién iba a decirle a Joseph H. Pilates que su método de ejercicio físico se convertiría en uno de los más practicados cien años después de su creación. Porque cuando él ideó esta serie de ejercicios, lo hizo con su cuerpo como principal banco de pruebas. Enfermizo y de constitución débil, buscó desde que tuvo uso de razón, técnicas para fortalecerlo. Y fue tan eficaz su entrenamiento que, ya adulto, el esquí, la gimnasia, el boxeo e, incluso, el buceo, no tuvieron secretos para él. Durante la primera guerra mundial, y siempre con esa preocupación por el cuerpo, elaboró una serie de ejercicios para rehabilitar a los heridos de guerra que convalecían en los hospitales de campaña y creó unos aparatos especiales como puntos de apoyo y contrapesos. Después emigró a Estados Unidos donde siguió desarrollando sus aparatos y su método, al que llamó Contractología, en el estudio que fundó en Nueva York y que se convirtió en punto de encuentro de profesionales de la danza. Su método se consolidó ya como una disciplina que permitía a los bailarines mejorar su elasticidad y su sistema muscular.
Un sistema que requiere atención
Este entrenamiento parte de dos ejes: la concentración en el propio cuerpo y el centro del que parten todos ellos, lo que Pilates llamó el powerhouse, un centro físico que coincide con el centro de gravedad del cuerpo y que está situado en el vientre. A partir de ambos presupuestos se desarrollan los 33 ejercicios cuya práctica se traduce en un cuerpo más esbelto y más flexible. Decía su creador que diez sesiones de Pilates cambian el cuerpo. Y no es una exageración. A diferencia de otras disciplinas, el Pilates trabaja la musculatura profunda, no la superficial, de manera que no crea músculos voluminosos y rígidos (resultado de trabajos con pesas, por ejemplo) sino que los fortalece, alarga y estiliza. Eso significa que se desarrolla una enorme capacidad para controlar todos los movimientos.
Con el método Pilates se descubre lo importante que es la concentración y la coordinación entre el cuerpo y la mente, que permite entrenar sin riesgos de lesiones y desarrollar mucho más todas las posibilidades del grupo muscular que se está trabajando. Por eso, al método Pilates se le conoce también como el "yoga de Occidente" precisamente por la importancia vital de la concentración en su desarrollo y porque muchos de sus principios parten de esta disciplina. Por ejemplo, el powerhouse, además de coincidir con el centro de gravedad del cuerpo, es también el centro energético del segundo chakra o el nudo de samsara en la energía kundalini.
Los secretos del método
Una sesión de Pilates es una lección de armonía. Los ejercicios se realizan despacio, sin forzar jamás ni un milímetro las posiciones, sobre unos aparatos de diseño extraño y bajo la mirada de un monitor que será guía y maestro hasta completar la formación. La precisión en los movimientos es importantísima; de ahí que al principio las clases deban ser individuales. Sólo cuando el alumno tenga cierta experiencia, se puede pasar a sesiones colectivas, aunque siempre en grupos pequeños. No hay límites de edad para su práctica ni contraindicaciones físicas que imposibiliten su práctica, exceptuando aquellas personas que han tenido lesiones cardiacas debido al intenso trabajo abdominal que se realiza. No hay que olvidar que este método nació para rehabilitar a heridos de guerra con todo tipo de lesiones.
Pero es importante hacer un breve estudio de las condiciones físicas del candidato para adaptar los distintos ejercicios a sus problemas o necesidades concretos. ¿Sus ventajas? Todas aquellas derivadas del ejercicio físico, así como una mejora en la circulación y oxigenación de la sangre y una disminución notable de los niveles de estrés; además de una serie de beneficios propios de esta disciplina: incrementa la fuerza muscular, la flexibilidad y el equilibrio del cuerpo; desarrolla músculos largos y esbeltos; mejora la postura y la movilidad, reduciendo los dolores de espalda; promueve el control del cuerpo desde el centro y fortalece la espalda, los glúteos y el abdomen y, por último, desarrolla muchísimo la coordinación del cuerpo y la mente.