"Es la única forma de que me anime a hacer ejercicio. Ya me apunté a varios gimnasios, y siempre me escaqueaba. Iba dos días, y luego siempre encontraba excusas para no ir. Al final, no importa lo buena que fuera la oferta del gimnasio, yo acababa tirando a la basura el dinero de la matrícula. Ahora mi entrenador viene a casa dos veces por semana a las ocho de la mañana, y prácticamente me saca de la cama y hasta aguanta mi mal humor mientras me "obliga" a hacer ejercicio". Quien así habla es Maria Luisa, una de las muchas personas que ha encontrado en el entrenador personal la mejor forma, para valga la redundancia, ponerse en forma. Hasta hace poco, el entrenador personal era una figura conocida En España por su asociación con los famosos como Demi Moore. Sin embargo, rebotados de los gimnasios, personas con una agenda apretada, deportistas que quieren avanzar en su entrenamiento o, que sencillamente, necesitan un empuje extra y algo más de motivación son los nuevos usuarios de los entrenadores personales, un fenómeno cada vez más extendido y popular.
Sin salir del gimnasio
Posiblemente la modalidad más conocida de entrenador personal sea aquella realizada en el mismo centro de fitness al que se suele acudir. Los gimnasios grandes suelen contar con un equipo de profesionales que realizan esta función adaptándose a los horarios de sus clientes, que aprovechan así todo el equipamiento e instalaciones del centro. El desarrollo de cada sesión suele iniciarse con un periodo de precalentamiento para pasar después a los ejercicios de tonificación y musculación, donde el entrenador está siempre junto al deportista para comprobar que los ejercicios se hacen de forma correcta, y así maximizar los beneficios. Generalmente, a no ser que se trate de un plan de entrenamiento muy intensivo, éste suele limitarse a dos o tres veces por semana, pero además de estas horas, el entrenador diseña un plan de ejercicio general de la actividad aeróbica, indicando tiempos, frecuencia e intervalos. Sus honorarios se cobran de forma suplementaria a la tarifa habitual del gimnasio, un factor a tener en cuenta a la hora de hacer el cálculo final, ya que la hora de entrenador suele estar entre los 20 y los 30 euros, dependiendo del centro. Muchos gimnasios, especialmente aquellos que no tienen entrenadores propios, ofrecen la posibilidad de permitir la entrada gratuita al entrenador en las horas convenidas, sin por ello subir su precio habitual.
O sin salir de casa...
Para los que no quieren o no pueden acudir al gimnasio existe la posibilidad del entrenador personal a domicilio. Una opción válida no sólo para individuales, sino también para grupos, como por ejemplo, unas amigas que tengan un lugar para reunirse y prefieran entrenar entre ellas antes que acudir al gym. El entrenador cobra por horas, no por la cantidad de personas (siempre partiendo de la base de que se trate de un grupo pequeño, claro está), por lo que esta última opción puede resultar mucho más económica. Como explicaba la protagonista de nuestro testimonio de apertura, una de las ventajas del entrenador a domicilio es que se acaban las excusas para eludir el ejercicio.
Que nadie se preocupe pensando que va a tener que invertir una fortuna en equipamiento ni que va a necesitar una habitación libre para el deporte. Basta con tener un sencillo chándal, un par de metros cuadrados que se pueden ganar desplazando algún mueble, y, como mucho, una pequeña colchoneta y unas pesas ligeras, ya que el resto de los ejercicios suele hacerse usando la propia resistencia del cuerpo, para evitar tener que hacer grandes inversiones en complementos deportivos. Para el ejercicio aeróbico, se puede salir a correr o a andar a buen paso, aunque no faltan quienes aconsejan invertir en una bicicleta estática o en un tapiz rodante casero.
Enganchados a la red
Pero como los tiempos avanzan que es una barbaridad no faltan tampoco las ofertas "on - line". Es decir, por Internet. Una actividad estática por naturaleza como es sentarse ante el ordenador puede transformarse en algo mucho más activo si se convierte en una forma de recibir un plan personalizado de fitness. Esto puede hacerse mediante videoconferencia (las webs de este tipo vienen de Estados Unidos, por lo que hay que dominar bien el inglés, aparte de tener un equipo informático que incluya línea de alta velocidad y webcam), o a través de dibujos que expliquen los ejercicios. En general, este tipo de servicios se establecen tras una consulta inicial en la que el cliente presenta su caso, sus necesidades y objetivos para que un equipo de expertos establezca un plan a su medida. Según vaya avanzando y mejorando su forma, se van cambiando los ejercicios, algo que suele realizarse cada dos o tres meses, para aumentar el nivel de exigencia y seguir el proceso de mejora.