¡Ay, la grasa...! Sabemos el aspecto que tiene, que no nos gusta en exceso, y que no es fácil librarse de ella, pero, ¿qué mecanismos de formación y supervivencia tiene? Procede de la alimentación, y se procesa en el sistema digestivo por la enzima lipasa, lo que permite que pase al torrente sanguíneo. Los músculos y los adipocitos (las células grasas) absorben esa grasa y o bien la queman a través de la actividad física, o la almacenan para su uso posterior.
Si a través de la comida consumimos más energía de la que quemamos, se produce un superávit calórico y los adipocitos hacen sitio para más y más grasa, aumentando de tamaño. Pero cuando hay un sobrepeso constante, los adipocitos no sólo engordan. También se multiplican. Los adultos tienen una media de 75 billones de adipocitos, que en estos casos pueden llegar a los 300 billones. En esos casos es más difícil adelgazar, pero no imposible: si se quema más energía de la que se consume, se lograrán vaciar los adipocitos, por muchos que sean.
Para quemar grasa, no basta con reducir la cantidad de calorías. Es imprescindible elevar su gasto mediante la actividad física, que requiere energía. Nuestra primera fuente de obtención es la glucosa. Después, la descomposición de los hidratos de carbono en glucosa. Y sólo al final el cuerpo comienza a vaciar los depósitos de grasa, razón por la que hay que mantener la actividad física durante un tiempo mínimo para empezar a llegar al fondo de la cuestión. O, mejor dicho, ¡del adipocito!
EL RITMO CARDÍACO
La velocidad a la que late el corazón es importante para sacarle todo su rendimiento al ejercicio, tomando como referencia el ritmo cardiaco máximo. ¿Cómo se calcula?
Por ejemplo, una mujer de 42 años tendría (226 - 42), un ritmo cardiaco máximo de 184. Si quisiera trabajar a un 60%, tendría que hacerlo a unas 110 pulsaciones por minuto. ¿Cómo calcularlo? O bien mediante el viejo método de poner los dedos sobre el pulso y contarlas o, mucho más eficaz, con la ayuda de un pulsómetro, un sensor que se ajusta al pecho y que, mediante un relojito, nos da la medida exacta. Así se calcula cuáles son las zonas más importantes para estar en forma.
MÁS FUERTE = MÁS DELGADA
Se insiste mucho en el ejercicio aeróbico para quemar grasa, pero igualmente importante es el trabajo de fuerza, la tonificación muscular. Y es que la masa muscular consume el 25% de nuestro gasto energético, incluso en reposo. Por eso, cuanto más músculo tengamos, más elevamos el gasto metabólico, y consumiremos más calorías tan sólo por el hecho de respirar. De hecho, la diferencia en cantidad de masa muscular es la responsable de que los hombres puedan comer más sin engordar.
CÓMO QUEMAR MÁS CALORÍAS HACIENDO EL MISMO EJERCICIO