Trucos para todos los colores
Cada tono de cabello tiene un manual de uso que debes conocer para triunfar.
Rubios: delicadeza y mano suave
Para qué vamos a engañarnos: rubias naturales, en España, hay pocas. Incluso quienes de bebés tenían ricitos de oro, van pasando a castaño con el tiempo. Las melenas doradas suelen tener su origen en mechas o en tintes que requieren cuidados especiales.
Las mechas son la técnica más suave para aclarar el cabello, pues en vez de trabajar todo el pelo trabajan sólo una parte. Aún así, requiere champú específico para cabello coloreado.
Un consejo importantísimo para teñirse en casa: el producto se debe aplicar tan sólo en la raíz, y esperar hasta los últimos diez minutos de aplicación para repartirlo también por medios y puntas.
No todos los rubios son iguales: a quienes les sientan mejor los tonos dorados les favorecen los colores caramelo y miel. ¿Están más guapas con plateados y fríos? Lo suyo son las mechas cenizas y beige.
Cuidado con los rubios muy claros y platino: ¡ponen años! A partir de los 30, los tonos dorados son mucho más favorecedores.
Castaño, un color gourmet
El color de cabello más habitual en todo el mundo ha dejado de ser un tono discreto para declinarse en tonos sensuales, golosos, que van del coñac más sedoso al delicioso chocolate.
Conviene esperar dos días a lavarse el pelo tras darle color: así el tinte dura más.
¿El problema son las primeras canas? Una buena opción es la henna, que da muchísimo brillo y un reflejo que va del chocolate al cobrizo. Las canas parecerán mechas más claras.
Los tintes tono sobre tono son excelentes para disimular canas: no alteran el color natural, sino que sólo le dan más intensidad. Además, se evita el efecto raíz al ser del mismo tono que la base.
Cuidado con las mechas muy rubias: resultan demasiado obvias. Para dar riqueza y sensualidad al cabello, nada como jugar con dos tonos caramelo y toffee, o bien con reflejos ligeramente cobrizos.
Rojo: apuesta y gana
Fiero, apasionado, intenso, fogoso... Todos estos adjetivos se ajustan a la perfección al cabello rojo, que va desde el más discreto y carnal cobrizo al pelirrojo más claro, con reflejos rubios.
El principal problemas de los tintes rojizos es el tamaño de sus moléculas, que escapan pronto de la cutícula capilar, perdiendo intensidad y brillo. El acondicionador y las mascarillas son aliados imprescindibles.
Mucho, mucho cuidado con el sol: torna el rojo en naranja. Para protegerlo, nada como los protectores solares capilares que no son patrimonio exclusivo de la playa, sino también sirven para la ciudad. Y en los días al aire libre, ¡gorro o sombreros!
Para refrescar el color, nada como usar un champú y acondicionador con pigmentos y dejarlo actuar más tiempo del recomendado.
Un truco para quienes se tiñan en casa: para darle vida al color sin necesidad de volver a teñir se puede aplicar el producto colorante mezclado sólo con un poco de agua caliente (sin el revelador) y dejarlo diez minutos, creando un baño de color casero.
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Las mechas son la técnica más suave para aclarar el cabello, pues en vez de trabajar todo el pelo trabajan sólo una parte. Aún así, requiere champú específico para cabello coloreado.
Un consejo importantísimo para teñirse en casa: el producto se debe aplicar tan sólo en la raíz, y esperar hasta los últimos diez minutos de aplicación para repartirlo también por medios y puntas.
No todos los rubios son iguales: a quienes les sientan mejor los tonos dorados les favorecen los colores caramelo y miel. ¿Están más guapas con plateados y fríos? Lo suyo son las mechas cenizas y beige.
Cuidado con los rubios muy claros y platino: ¡ponen años! A partir de los 30, los tonos dorados son mucho más favorecedores.
Castaño, un color gourmet
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Conviene esperar dos días a lavarse el pelo tras darle color: así el tinte dura más.
¿El problema son las primeras canas? Una buena opción es la henna, que da muchísimo brillo y un reflejo que va del chocolate al cobrizo. Las canas parecerán mechas más claras.
Los tintes tono sobre tono son excelentes para disimular canas: no alteran el color natural, sino que sólo le dan más intensidad. Además, se evita el efecto raíz al ser del mismo tono que la base.
Cuidado con las mechas muy rubias: resultan demasiado obvias. Para dar riqueza y sensualidad al cabello, nada como jugar con dos tonos caramelo y toffee, o bien con reflejos ligeramente cobrizos.
Rojo: apuesta y gana
Fiero, apasionado, intenso, fogoso... Todos estos adjetivos se ajustan a la perfección al cabello rojo, que va desde el más discreto y carnal cobrizo al pelirrojo más claro, con reflejos rubios.
El principal problemas de los tintes rojizos es el tamaño de sus moléculas, que escapan pronto de la cutícula capilar, perdiendo intensidad y brillo. El acondicionador y las mascarillas son aliados imprescindibles.
Mucho, mucho cuidado con el sol: torna el rojo en naranja. Para protegerlo, nada como los protectores solares capilares que no son patrimonio exclusivo de la playa, sino también sirven para la ciudad. Y en los días al aire libre, ¡gorro o sombreros!
Para refrescar el color, nada como usar un champú y acondicionador con pigmentos y dejarlo actuar más tiempo del recomendado.
Un truco para quienes se tiñan en casa: para darle vida al color sin necesidad de volver a teñir se puede aplicar el producto colorante mezclado sólo con un poco de agua caliente (sin el revelador) y dejarlo diez minutos, creando un baño de color casero.