"Uso siempre el mismo tinte, pero tengo el pelo cada vez más oscuro, sobre todo las puntas". El problema es la saturación de color que se produce al reaplicar el tinte en todo el cabello. Para evitarlo, cuando se hacen los retoques es importante que el producto se aplique sólo en las raíces, donde se ve diferencia de color. Cuando queden diez minutos para que finalice el tiempo de aplicación, se extiende el producto por medios y puntas.
"He aclarado mi pelo moreno y se ha quedado naranja en vez del rubio que buscaba". Los tintes pueden aclarar hasta dos tonos sobre una base oscura, y hasta cuatro si el color natural es claro. Si la diferencia de tonos es mayor, es imprescindible realizar primero una decoloración y después, aplicar el color elegido.
"Llevo años haciéndome mechas, y ahora estoy demasiado rubia". Para evitar que la repetición de mechas acabe aclarando por completo la cabellera, el colorista debe mezclar de vez en cuando reflejos más oscuros.
"Me he puesto un tinte más claro que mi coloración habitual, y el pelo se ha quedado incluso más oscuro". Existe una regla de coloración básica: tinte sobre tinte no aclara. Es decir, si el cabello es teñido, siempre tendrá que decolorar primero y luego, aplicar el color elegido.
"Al teñirme, las puntas se han quedado con mucho más color". El tinte actúa más en las zonas de cabello dañado o poroso, y por eso, las puntas, siempre más castigadas, toman más color. Una opción es no llevar el tinte a puntas hasta diez minutos antes de acabar la coloración o aplicar crema protectora sobre las mismas para evitar que absorban demasiado color.
"Me he dado mechas en casa, y han quedado demasiado grandes". El secreto es tomar mechones muy, muy finitos. Como el pelo está mojado, es fácil equivocarse y coger más cabello del necesario. Conviene aplicarlos sobre todo en la parte superior de la cabeza y en torno al rostro, como si fuera efecto del sol.