Lavar el cabello es un acto mecánico para muchos, pero que es el primer y más importante paso en el mimo y atención del pelo y que también tiene sus trucos y secretos. Está bien ponerse bajo el chorro de la ducha y frotarse enérgicamente la cabeza, pero eso no quiere decir en absoluto que no pueda hacerse muchísimo mejor...
Pero si existe una pregunta frecuente en torno a la higiene del cabello es sin duda si lavarlo mucho es positivo o, por el contrario, perjudicial. La (equivocada) creencia popular es que lavar frecuentemente el cabello hace que se ensucie aún antes porque se produce un "efecto rebote". Falso. El cuero cabelludo está formado por piel, como el resto del cuerpo, y debe limpiarse con la frecuencia necesaria. Lo que, en el caso del cabello graso, que produce mucho sebo de forma natural, puede ser a diario. Además, así se garantiza que se oxigena el cuero cabelludo, ya que si se deja tapado por la grasa que va produciendo, se corre el riesgo de sufrir una dermatitis.
Elegir el champú más adecuado
Rafael Artero es el shampunier de la marca Pantene. Claro que antes de seguir, muchos se preguntarán qué es un shampunier... Es sencillamente el experto en todo lo relacionado con las técnicas de lavado, selección y aplicación de productos para el cabello. A través de sus consejos, conocemos mejor cuál es el lavado y cuidado correcto del pelo.
Rafael Artero propone un análisis del cuero cabelludo a través de la vista. Para ello, hay que colocarse frente a un espejo, hacerse la raya en medio y observar la coloración de la piel, su brillo u opacidad.
El paso a paso del lavado en casa
Los consejos del shampunier de Pantene son sencillos de seguir. Inicialmente, hay que cepillar el cabello para eliminar restos de lacas, geles o espuma. Antes de aplicar champú, hay que asegurarse que pelo y cuero cabelludo están completamente mojados, siempre con agua tibia. La fría no elimina la grasa, y la caliente lo reseca en exceso.
Es importante que el cabello cuelgue de modo natural durante el lavado, sea de pie en la ducha o recostada en la bañera. Después, se vierte un poco de champú en el hueco de la mano, no directamente sobre la cabeza. El producto se reparte por toda la cabellera con la ayuda de las yemas de los dedos, pero sin necesidad alguna de frotar vigorosamente ni enredar el cabello. Es el momento de usar gestos suaves.
Es bueno seguir un orden, empezando por ejemplo en la parte superior de la cabeza, después los laterales, la coronilla y zonas medias para acabar en puntas y nuca. Es importantísimo recordar que la queratina del cabello se ablanda en contacto con el agua, lo que significa que el pelo mojado es muchísimo más frágil que seco. Así que ¡nada de tirones ni cepillados bruscos antes de tiempo! Aunque no se vea a simple vista, esto rompería el cabello. Es mejor usar acondicionador y, con su ayuda, ir peinando suavemente el pelo.
Para aclararlo hay que dejar que el agua se deslice por el cabello de arriba abajo, acompañando el chorro del interior hacia el exterior. De nuevo rige la máxima anterior: ¡nada de frotar ni enredar!
Conviene aclarar a conciencia para no dejar restos de champú, comprobando que no tiene burbujitas, ni hilitos brillantes ni un tacto resbaladizo, finalizando con agua fría para cerrar la cutícula y potenciar el brillo. Después puede pasarse a aplicar el acondicionador o bien, ocasionalmente, una mascarilla, para hidratar y nutrir el cabello.
Cantidad y calidad: la frecuencia de lavado
¿Cuánto champú hay que utilizar? ¿Cuál es la frecuencia adecuada de lavado? Estas preguntas básicas nos las responden los expertos de Jean Louis David.