Todos los especialistas están de acuerdo en esta cuestión: el pelo graso debe lavarse con la frecuencia necesaria. El mal llamado "efecto rebote", por el que el cabello produce presuntamente más grasa cuanto más se lava, no existe.
El cuero cabelludo no es más que una prolongación de la piel del cuerpo, exceptuando el hecho de que posee más glándulas sebáceas y que cuenta con la existencia de folículos pilosos. Esto crea un microclima húmedo y cálido en la superficie cutánea que favorece la aparición de trastornos como la caspa o la seborrea, que hacen la higiene sea especialmente necesaria. Dejar que la grasa se acumule en el cuero cabelludo sólo sirve para ahogar y asfixiar el folículo y agravar o potenciar problemas capilares.
El error más común es lavar el pelo graso con champús demasiado agresivos y frecuencia excesiva. A más lavados, más suave el champú. Cuando se usan productos antigrasa a diario, el manto hidrolipídico de la piel no tiene tiempo para recuperarse, lo que puede desembocar en irritaciones o descamaciones.
¿Desea espaciar el tiempo entre lavado y lavado? Recurra a fórmulas para cabello graso, que controlan y reducen la producción de sebo.
¿Le gusta lavarse el cabello a diario? Use productos suaves, de pH neutro, que no alteren el equilibrio del cuero cabelludo.
Trucos exclusivos para pelo graso
¿Hay forma de controlar el pelo graso?
La producción de las glándulas sebáceas está regulada por un complejo sistema hormonal y genético que no se puede cambiar en su origen. Es decir: a quien le haya tocado tener la piel y el pelo grasos, deberá hacerse a la idea de que no podrá evitarlo de raíz. Es casi imposible cambiar el problema desde su origen, pero afortunadamente es fácil controlar las consecuencias extremando la higiene.
Cuando el pelo se vuelve loco, loco, loco
A veces, parece que el cabello no atiende a razones y parece actuar por su cuenta. ¿Cuáles son las causas?