'Clean sleeping' o por qué dormir bien es el mejor consejo de belleza
Recopilamos los mejores consejos para un sueño reparador y los cosméticos que potencian sus beneficios en tu piel
Cremas, tratamientos de belleza, dieta sana… ¿y si te dijéramos que todos tus esfuerzos para tener una piel bonita se pueden ir al traste si no tienes un sueño reparador? Dormir bien es, no lo dudes, uno de los mejores consejos de belleza que puedes poner en práctica; así lo afirman modelos, actrices y expertos. Y qué mejor que hoy, cuando se celebra el Día Mundial del Sueño, para recordarlo. Es lo que se ha bautizado ya como clean sleeping, nada más y nada menos que preocuparse por dormir más y mucho mejor, con el objetivo de levantarte descansada y con mejor cara. Esta es, de hecho, una de las recomendaciones de Gwyneth Paltrow incluso para perder peso.
Kilos al margen, son muchas las ocasiones en las que te hemos contado cómo afecta la falta de sueño a tu piel: produce radicales libres que causan el envejecimiento prematuro, y hay efectos inmediatos, pues cuando no dormimos bien la tez se muestra sin brillo, apagada, y aparecen las antiestéticas ojeras. Un problema que afecta a 6 de cada 10 personas ya que, según un estudio de desarrollado por Jowaé, el 62% de la población sufre trastornos del sueño. "La fatiga afecta a la piel: produce una pérdidad de luminosidad y acelera el envejecimiento", explicaban recientemente desde la marca cosmética francesa en la presentación de su nueva gama Hidratación Energizante formulada con kumquat, una fruta hidratante y energizante. Esta nueva línea incluye una mascarilla en textura gel-bálsamo que actúa por la noche, sumándose a estos otros productos que te cuidan mientras duermes. Pero además de cosmética, existen otros consejos que conseguirán te levantes con mejor cara; los expertos nos los han contado.
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La importancia de elegir bien la cena
Es fundamental optar por una cena ligera si queremos triunfar en nuestro objetivo, pues las digestiones pesadas son uno de los peores enemigos de un sueño placentero. Además, los expertos insisten en que es fundamental cenar temprano, al menos dos horas antes de meternos en la cama y evitar bebidas estimulantes, con cafeína, o el alcohol, que no es un buen aliado de un sueño de calidad. “Los alimentos que mejor nos permiten descansar por la noche son aquellos ricos en triptófano, que es el aminoácido precursor de la serotonina, precursora de la melatonina, que induce al sueño”, nos cuenta la doctora Mar Mira, de Clínica Mira + Cueto, quien da, además, un listado de alimentos que nos pueden echar una mano. Entre ellos se encuentran los frutos secos (cacahuetes, almendras, pistachos y anacardos, que además, son ricos en Magnesio que ayuda a gestionar el estrés), el pescado (salmón, atún, boquerones, sardinas, caballas… ricos en Omega 3 y triptófano), la carne de pollo, pavo o conejo y las bebida de soja (puesto que la soja, junto con los cacahuetes, son de los que más triptófano tienen). A ellos hay que sumar también la yema de huevo, el chocolate negro, las futas (como el plátano, piña, banana, aguacate… ricas en vitaminas y minerales como el magnesio que favorece la relajación, disminuye la fatiga y aumenta la tolerancia al estrés), el alga espirulina, las verduras (espárragos, espinacas, calabaza, zanahoria, berros, brócoli, coliflor, apio…), los cereales (el trigo, el maíz, la espelta o la avena tienen buenos niveles de triptófano, al igual que las semillas se sésamo y las pipas de girasol y calabaza), la chia y la quinoa (ricas en omega 3 que favorece la síntesis de serotonina) e infusiones como el té Rooibos.
Móviles fuera
Es el momento de apostar por el détox digital. Tal y como nos explican los expertos del hotel Barceló Illetas Albatros, “los dispositivos electrónicos estimulan el cerebro”. Además, la doctora Mar Mira nos cuenta que "existen estudios que demuestran que la exposición a la luz artificial que iiradian estos productos tecnológicos evita la liberacion de melatonina (la hormona que fomenta el sueño)". Por este motivo, es importante apagar la televisión y dejar de mirar Instagram o contestar whatsapps una hora antes de dormirnos. La idea es asociar estar tumbado en la cama a dormir, no a estar usando estos dispositivos. ¿El motivo? Dejar de lado el estrés. Una buena idea es apostar por recuperar buenas costumbres: leer antes de dormir, darse un baño relajante... ¿No te parece mucho más seductor que levantarte y acostarte pegada al móvil?
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Una rutina en los horarios
Hay que intentar fijar una hora en nuestro reloj que sea la que marque la hora de irnos a dormir a diario. Si cambiamos la hora de irnos dormir, alteramos nuestro reloj biológico sin darnos cuenta y fallamos en nuestro objetivo de un sueño saludable. Carlos Antonio Rodríguez Méndez, responsable del área de Psicología y Mindfulness de Slow Life House, también hace hincapié en esta necesidad de establecer un horario regular para dormir, despertar y para echarse la siesta todos los días. “Dormir más o menos de las horas recomendadas nos puede llevar a presentar niveles más altos de impulsividad e hiperactividad. Además de las consecuencias conductuales y de estado de ánimo”, explica y matiza que los adultos necesitan dormir entre 7,5 y 8 horas.
Elegir bien los elementos de descanso
Hay que tener en cuenta que, a veces, los responsables de un descanso inadecuado son tus 'compañeros diarios de cama': el colchón y la almohada. Por eso es tan importante elegir aquellos que mejor se adaptan a tus preferencias para facilitarte el descanso. Es importante elegir uno con las medidas correctas para permitirnos tener libertad de movimientos y cambios de postura, con tratamiento antiácaros y con una buena relación firmeza-confort.
Crear un ambiente agradable y tranquilo
Carlos Antonio Rodríguez Méndez explica que “el espacio de descanso debe estar adecuado a las condiciones necesarias para precisamente eso, descansar. Una habitación con buena temperatura, oscuridad y un correcto aislamiento acústico será el entorno perfecto sobre el que comenzar a construir nuestro sueño”. Y ojo con la ropa de cama, hay que intentar elegir la apropiada para cada época y evitar así tener frío o calor, que disminuyen la calidad de nuestro sueño.