Todo lo que no deberías hacer cuando te desmaquillas
Los expertos nos explican los fallos más frecuentes en este ritual de belleza diario... y cómo solucionarlos
Es el paso que no debes saltarte ¡nunca! si quieres una piel sana. Sabes perfectamente que desmaquillarte cada noche es un deber ineludible de tu rutina de belleza diaria si quieres tener buena cara, tanto al día siguiente como a medio-largo plazo. Las celebrities también lo tienen claro y son muchas las estrellas que reconocen que es uno de sus principales secretos de belleza. “Eliminar el maquillaje es crucial si quieres una piel perfecta”, aseguraba en su propia app Kim Kardashian, que no cabe duda de que mima su piel a conciencia. Así, borrar los restos de maquillaje es un paso fundamental, pues la limpieza evita que los poros se obstruyan y permite la oxigenación de piel. Pero, ¿lo estás haciendo de forma correcta? Tal vez a última hora del día, el cansancio hace que no le dediques el tiempo suficiente y cometas alguno de estos errores que, eso sí, son sencillos de corregir.
1. Saltarte pasos
Tras desmaquillar y limpiar la piel, muchas mujeres hidratan directamente con su crema facial. Un error en opinión de la maquilladora Cristina Lobato, para quien lo que deberíamos hacer es tonificar la piel antes de hidratar. El tónico va a retirar restos de limpiadora que siempre se quedan en la piel e incluso puede que salga suciedad que ésta no ha conseguido retirar. Su función primordial es reequilibrar el pH de la piel porque por sí sola tarda en recuperarlo aproximadamente dos horas. Sin embargo, con este producto reequilibramos de manera inmediata. “La aplicación del tónico es uno de los pasos que se olvida con mayor frecuencia, pero es algo que las especialistas pueden detectar solo con tocar la piel, ya que se mostrará más áspera de lo normal. Elige el tónico en función de tu tipo de piel, si la tienes mixta utiliza en la ‘zona T’ uno para pieles grasas y en el resto, otro tipo que sea adecuado. Intenta evitar los que tienen demasiado alcohol, secan la piel y pueden producir manchas al contacto con el sol”, nos cuenta Myriam Yébenes, directora del Instituto de Belleza Maribel Yébenes.
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2. Frotar el ojo con movimientos circulares
La zona de los ojos es especialmente sensible y, por eso, debemos dedicarle especial mimo a la hora de desmaquillarla. Y frotar no siempre es buena idea. Según la maquilladora Cristina Lobato, de esta forma lo único que conseguimos es no retirar el producto de las pestañas, y además se mancha todo el contorno de los ojos. Así, siguiendo las recomendaciones de la experta, lo que deberíamos hacer es cortar un disco de algodón por la mitad, ponerlo sobre la zona de la bolsa y con la otra mitad empapar bien la pestaña con el ojo cerrado y retirar deslizando suavemente. Por último, colocar el algodón en la parte superior del párpado y deslizar desde la raíz de las pestañas hacia arriba. Además, la mejor opción es desmaquillar la zona de los ojos antes que el resto de la piel con uno de los muchos productos específicos para esta zona que existen. En general, es fundamental tener en cuenta la forma en la que aplicas los productos limpiadores, y lo ideal es hacerlo con movimientos ascendentes desde el cuello hasta la frente y realizando un masaje que ayude a activar la microcirculación. "Es importante recordar que la limpieza debe empezar por el escote, subir al cuello y terminar en el rostro", cuenta Myriam Yébenes.
3. Elegir mal la fórmula para los labios
Otra zona especialmente sensible es la de los labios y, por ello, es preferible utilizar un producto de fórmula suave. Cristina Lobato recomienda hacerlo con desmaquillante de ojos, empapando un disco de algodón con el producto y deslizando con suavidad el labio inferior, desde la comisura al centro. Primero una mitad del labio y a continuación la otra, y del mismo modo el labio superior.
4. No desmaquillar el cuello
Es el gran olvidado, tanto en la limpieza como en el tratamiento. Al maquillar también debemos tener esta zona en cuenta para difuminar la base hacia la zona del cuello y evitar así los antiestéticos cortes. Por eso, es importante prestar atención y desmaquillar esta zona.
5. Usar un producto inadecuado para tu piel
Tienes un gran abanico de opciones ante ti. Tanto productos (leches, aceites, geles, espumas...) como accesorios (toallitas, discos de algodón, manoplas...). "Nunca elijas un producto sin tener en cuenta tu tipo de piel, ya que puedes deshidratarla, alterarla, provocarle grasa...", nos cuenta Marta Barrero, farmacéutica y cofundadora del centro de belleza The Secret Lab. Es importante elegir el producto que mejor le va a nuestro tipo de piel, evitando los aceites si tienes la piel grasa o bien optando por productos específicos en el caso de los cutis más sensibles. En general, las pieles mixtas o grasas pueden recurrir a geles o espumas, mientras que las secas es mejor que apuesten por aceites y leches desmaquillantes. Las pieles normales tienen un abanico más amplio y pueden recurrir también a los jabones.
6. Recurrir a las toallitas desmaquillantes a diario
Son una opción cómoda, rápida, práctica en ocasiones. Pero si en algo coinciden los expertos en cuidado de la piel es en que son una alternativa para limpiar el cutis, pero solo a modo de urgencia y no como rutina diaria, ya que no pueden limpiar en profundidad. Dependiendo de las marcas contienen activos más o menos astringentes para la piel e incluso algunas son exfoliantes. Son buena opción si vamos de viaje, o si deseamos usarlas como primer paso para desmaquillar, incluso los ojos, pero posteriormente es preferible usar otro método de limpieza más profundo. “Son productos de higiene, no de tratamiento. Además, la limpieza que hacen es superficial, y no son convenientes para todo tipo de pieles. Aumentan el riesgo de alergia por los conservantes, alcohol y fragancias que se le añaden a la toallita. Pueden dejar los residuos de conservantes, tensioactivos y emulsionantes por encima de nuestra piel que, a la larga, pueden provocar sequedad e irritación. Por eso, aclarar la piel después de usar la toallita desmaquillante debería ser obligatorio. Las toallas son una solución que puede servir puntualmente, cuando no tenemos el acceso a un producto desmaquillante adecuado para nuestra piel”, explica la doctora Natalia Zawierta, asesora cosmética de Clinica Dermatológica Internacional.
7. No cambiar la toalla a menudo
Es importante mantener una higiene escrupulosa con las toallas que utilizamos para secar el rostro, cambiándolas con frecuencia, y optando además por las de microfibra, más suaves y respetuosas con la piel. Lo ideal es cambiarla cada dos o tres días, a no ser que se tenga algún problema o infección, en cuyo caso habría que hacerlo a diario. Además, restregar la piel siempre es mala idea, tanto en el cuerpo como en el rostro. Al secar, hay que optar por dar suaves toques en la piel con la toalla para retirar la humedad.
8. Utilizar agua caliente o muy fría
Preferiblemente, hay que optar por agua tibia, ni muy fría ni muy caliente, pues así evitamos la posibilidad de que aparezcan irritaciones en nuestra piel. ¿La razón? Puede alterar la barrera grasa de la propia piel. Sí es una buena idea hacer el último aclarado con agua fría para revitalizar la piel y activar la circulación.