El cambio de maquillaje de Meghan Markle

La duquesa de Sussex experimenta con un look de belleza poco habitual en ella

por Mariana Chacón

El 16 de enero, Meghan Markle asistió junto al príncipe Harry al Royal Albert Hall de Londres donde se estrenaba Totem, el nuevo espectáculo del Circo del Sol. Para la cita, la duquesa de Sussex volvió a sorprender como ya lo hiciera hace pocos días en una visita oficial en la que lució una combinación de colores poco habitual en ella: morado eléctrico y rojo carmesí. Esta vez no ha sido el estilismo el rasgo rompedor de su look, la Duquesa ha decidido olvidarse por una noche de sus barras de labios de tonos naturales y apostar por una opción más intensa. El ciruela ha sido el color elegido por Meghan para complementar su vestido de lentejuelas azul ultramar oscuro y el acabado final resulta de lo más favorecedor. 

Es cierto que la Duquesa rara vez lleva un tono de labios intenso pero, si lo hace, suele apostar por este tipo de colores ciruela. Y es que habitualmente prefiere aplicar una capa de bálsamo labial con el que potenciar el brillo sin añadir ningún color artificial. Daniel Martin, maquillador profesional y amigo de Meghan, reveló a People que es poco probable que se vuelva a atrever con los rojos o acabados demasiado intensos: “Una vez llevó los labios rojos y no se sintió cómoda. Le encanta hablar y no es una persona rígida, así que no quiere estar preocupándose por nada”.

La realidad es que por mucho que los labios rojos sean un clásico que la mayoría de las celebrities adoran llevar en sus eventos de etiqueta, es necesario estar muy pendiente del espejo porque al hablar, comer o incluso pasar involuntariamente la mano por el rostro se corre el riesgo de arruinar el look. Como alternativa, Meghan propone un labial ciruela de acabado hidratante que, a pesar de resultar más intenso que sus opciones habituales, conserva el estilo natural por el que la duquesa de Sussex siente predilección pero con un aire más festivo.

En cuanto al resto del maquillaje, la Duquesa ha seguido fiel a los delicados ahumados en tonos marrones con los que enmarca su mirada. Además, aplica la sombra no solo sobre el párpado superior sino también sobre el inferior y muy pegada a las pestañas; este último gesto es perfecto para disimular el cansancio y las líneas de expresión típicas de esta zona tan delicada del rostro. El blush de tono terracota y matices melocotón es el punto final perfecto para potenciar la redondez de las mejillas y añadir un saludable rubor al tono de piel.