Meghan Markle ilumina su piel con un producto que todas llevamos en el bolso
El maquillador de la duquesa de Sussex revela el truco fácil con el que darle una intensidad extra a cualquier iluminador
Además de sus elecciones de moda, el maquillaje de Meghan Markle también se caracteriza por ser impecable. La elegancia es la máxima que cumplen todos y cada uno de sus looks de belleza en los que los ojos, enmarcados en tonos oscuros, resaltan sobre una piel luminosa y de aspecto ultra natural. Para conseguir esa jugosidad en el cutis, aplicar un iluminador en zonas clave del rostro es fundamental, sin embargo, algunas fórmulas en polvo pueden resultar demasiado obvias y acentuar la textura de la superficie. Para evitarlo, el experto que maquilló a la duquesa de Sussex en el día de su boda, Daniel Martin, pone en práctica un truco profesional que ha revelado al portal The Cut. ¿Lo mejor? Solo hace falta un cosmético que casi todas llevamos en el bolso: el bálsamo labial.
Hay pocas técnicas tan efectivas para embellecer las facciones que unos toques de iluminador en lugares estratégicos. El experto que eligió Meghan Markle para caminar hacia el altar lo sabe y, además, ha desarrollado una manera muy personal de aplicar este producto para potenciar el acabado. La magia se consigue al aplicar el cosmético en polvo encima de las mejillas - sobre el hueso del pómulo - y que viaje en una ‘C’ hasta llegar al de la ceja. Con este trazo se elevan las mejillas y se abre la mirada con un favorecedor resplandor que se intensifica cuando la luz incide sobre la zona.
La magia surge cuando se aplica un bálsamo labial transparente -cualquiera sirve, siempre que su textura no sea textura líquida - con suaves toquecitos encima del lugar en el que se ha utilizado el iluminador. Este simple gesto aporta jugosidad al acabado y difumina mejor el cosmético con la piel lo que logra que parezca más natural. Para terminar, Daniel Martin avisa de que existen ciertas zonas del rostro sobre las que nunca aplicaría un iluminador: las ojeras es una de ellos, ya que conseguiría el efecto contrario al que se pretende al resaltar aún más su aspecto, y las sienes tampoco deben cubrirse con fórmulas luminosas si no se pretende ensanchar las dimensiones de la cara.