Comienza el otoño y con la nueva estación notas que tu pelo se cae más de lo habitual. Lo primero que has de hacer es no alarmarte: es un fenómeno completamente normal, que ocurre de forma periódica y que suele resolverse espontáneamente. Así, los expertos apuntan que casi todos los cabellos que se caen en otoño se recuperan y reaparecerán al cabo dos a cuatro meses. El doctor Sánchez Viera, director del Instituto de Dermatología Integral (IDEI) apunta que “la mayor parte de las alopecias pueden controlarse, si son diagnosticadas a tiempo”.
Sin embargo, en aquellos casos en los que no se produce una renovación de cada pelo que cae, el paciente empieza a experimentar una falta de volumen capilar que lleva a la alopecia. ¿Las razones? Puede ser achacable al estrés, a la genética, a problemas hormonales, nutricionales, metabólicos, etc. En estos casos, la visita al dermatólogo y el diagnóstico precoz son fundamentales para detener la caída y recuperar el cabello.
Lo que no debemos hacer
-Obsesionarnos con la caída: contar los cabellos que se caen o estar constantemente pendientes del pelo puede incluso provocar trastornos psicológicos.
-Autodiagnosticarse y utilizar tratamientos que sepamos hayan funcionado a nuestros amigos o familiares. Los tratamientos deben ser siempre personalizados tras un estudio previo por parte del especialista.
-Pensar que si no nos lavamos el cabello dejará de caerse. Una buena higiene resulta imprescindible y no aumenta la caída.
-Utilizar secadores calientes o planchas. El exceso de calor concentrado en el pelo contribuye a su deterioro y lo vuelve más frágil o quebradizo.
-Abusar de los tintes o “desrizadores” del pelo. Muchos productos químicos agreden al tallo del pelo y lo dañan.
-Esperar resultados inmediatos. El ciclo natural del pelo es largo y aún con el tratamiento adecuado, para apreciar cambios son necesarios a menudo varios meses.
-Otro error frecuente es sustituir la consulta del dermatólogo por centros que prometen resultados rápidos con “productos milagro”. Lo habitual es que el paciente, preocupado por su caída de pelo, se muestre muy receptivo a la compra de tratamientos capilares que les aconsejen en este tipo de centros.
Lo que no debemos hacer
Lo primero que hay que hacer es acudir al dermatólogo para que nos realice un estudio tricológico completo con una exploración meticulosa del pelo y el cuero cabelludo mediante las técnicas de diagnóstico adecuadas. Hoy en día la tecnología permite estudios muy precisos que antes estaban solo al alcance de centros de investigación. Paralelamente, nos realizarán un estudio analítico exhaustivo para valorar los factores internos (hormonales, inmunológicos, nutricionales, etc.) que pueden estar afectando a la caída del cabello.
Así, dependiendo del resultado de las pruebas y del tipo de alopecia, el dermatólogo determinará el tratamiento a seguir que puede ser: combinación de fármacos por vía oral, tópica o incluso con inyecciones locales mediante microinfiltraciones de diferentes principios activos y farmacológicos.
Otra opción que se puede valorar en algunos pacientes es el microimplante de cabello. En la actualidad es posible implantar un gran número de cabellos mediante las últimas técnicas de microimplante, alcanzando un resultado natural, “sin cicatrices” con una sencilla intervención con anestesia local y de rápida recuperación.
No olvides que... En la actualidad, casi todas las causas de pérdidas de cabello pueden detenerse y, en muchas de ellas, recuperar lo perdido. Por ello es necesario realizar un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado. La alopecia puede incluso provocar trastornos psicológicos en aquellos pacientes que la padecen. Si apreciamos zonas poco pobladas o caída inusual de cabello hay que acudir inmediatamente a la consulta del especialista.