Con el paso de los años la visión de cerca empeora, dando lugar a ese problema visual que se llama presbicia y muchos conocen con el sobrenombre de vista cansada. Aunque casi todo el mundo ha escuchado hablar de ella en alguna ocasión, existen infinidad de mitos y dudas a su alrededor. ¿Hay algunas personas más propensas que otras a padecerla? ¿Tiene solución? ¿Es lo mismo que la fatiga ocular? Para intentar despejar todas estas incógnitas hemos hablado con el doctor Fernando Llovet, Director Médico de Clínica Baviera, que nos ha informado sobre este problema visual.
¿Qué es la presbicia o vista cansada?
Es una condición fisiológica totalmente normal que se produce con los años. Nuestro cristalino, que es como el zoom de una cámara que se adapta a las distancias, pierde elasticidad y por tanto no puede enfocar correctamente, al igual que pasa con otras partes de nuestro cuerpo, como las articulaciones. No es una enfermedad sino un defecto visual que forma parte del proceso de envejecimiento y no se puede prevenir.
¿Es lo mismo que fatiga ocular?
No, la fatiga ocular ocurre porque nuestros ojos realizan mucho esfuerzo para proporcionarnos la mejor visión posible, y esto provoca que nuestra vista se canse produciendo molestias visuales. Es un trastorno transitorio y puede ocurrir a cualquier edad. La fatiga visual surge en respuesta al esfuerzo muscular excesivo que hacen los ojos durante un periodo largo. Es como si lleváramos varias horas del día haciendo abdominales y seguramente empezáramos a sentir varios síntomas de cansancio ya que necesitamos una pausa. La fatiga visual se manifiesta con escozor en los ojos o quemazón. Además, los ojos suelen enrojecerse y empezamos a ver borroso. En ocasiones aparecen dolores de cabeza, mareos o dolores cervicales.
¿Todo el mundo va a experimentarla?
Sí, la presbicia forma parte del envejecimiento natural de nuestro cuerpo y su aparición no se puede evitar, por lo que el 100% de las personas la va a padecer, aunque unas notarán sus síntomas antes que otras. La aparición más o menos precoz de la presbicia depende de algunas características propias de cada ojo. Además, el deterioro del cristalino no es igual en todas las personas. En general, los síntomas comienzan alrededor de los 40 años y se van incrementando progresivamente hasta los 65 años de edad, cuando la pérdida de enfoque de cerca suele ser completa.
¿El ordenador puede acelerar sus síntomas?
Actualmente no existen estudios científicos concluyentes que relacionen directamente la exposición a una pantalla luminosa con una enfermedad orgánica en el ojo humano. Aunque es posible que si estamos forzando mucho más la vista a edades más tempranas la fatiga visual sea más precoz, pero es una suposición. También es verdad que como ahora se “usa más” la visión cercana (para ver las pantallas de los teléfonos móviles, por ejemplo) somos más conscientes de que nos va fallando. No obstante, como recomendación general se deben hacer pausas frecuentes durante el uso de estos dispositivos.
¿Es posible corregir este problema?
La mala visión producida por la presbicia se puede solucionar con gafas, que popularmente son conocidas como gafas de leer o de cerca. También hay lentillas con las que podemos volver a ver de cerca, son las conocidas como lentillas para presbicia. Además, existen diferentes técnicas quirúrgicas para corregirla, aunque la más habitual es la cirugía de cristalino o cirugía con lente intraocular multifocal. Consiste en sustituir el cristalino disfuncional por una lente intraocular multifocal con la graduación adecuada para cada ojo y que es capaz de corregir el defecto de visión lejana, intermedia y cercana del paciente.
¿Todo el mundo puede someterse a una operación?
En general, serán candidatos todas las personas que padezcan este déficit vidual con o sin opacidad cristalina -es decir que hayan desarrollado o no cataratas-, y sin otras enfermedades significativas en la córnea, la retina o el nervio óptico y que deseen eliminar su dependencia de las gafas. Esta cirugía debe realizarse después de una cuidadosa evaluación para confirmar que el paciente es candidato a la operación. La operación es sencilla, se realiza de manera ambulatoria (sin hospitalización), se suele usar una anestesia tópica (gotas) y el tiempo de recuperación del paciente es habitualmente corto. Gracias a esta operación, además de corregir la presbicia, podemos minimizar otros defectos asociados, como la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo y prevenimos la futura aparición de cataratas.