¡Quema calorías mientras duermes!
Beneficios de hacer ejercicio para activar nuestro metabolismo y hacernos quemar grasa ¡incluso en reposo!
Que estemos durmiendo no significa que nuestro cuerpo esté 'dormido', apagado. Continúa trabajando, sólo que de otra forma. Y ha de hacerlo para mantener el pulso, las constantes vitales, el organismo convenientemente hidratado, la necesaria relajación muscular… El cuerpo sigue funcionando; lo que descansa es el cerebro, la actividad neuronal. Y sólo parcialmente, pues al igual que le sucede al cuerpo ha de mantener un sistema de guardia, que se entretiene haciéndonos soñar.
De hecho, una buena pesadilla, de esas en las que corremos delante de algún monstruo, constituyen un magnífico ejercicio… Bromas aparte, lo cierto es que el cuerpo continúa con su tarea, sólo que en estado de letargo. Y mientras tanto está quemando calorías: para respirar, para concluir la digestión de la cena, para soñar… Si bien, la cantidad de consumo calórico mientras duermes es muy baja.
Va a depender de tu peso. Si estás entre 72 y 75 kilos, quemas en torno a 70 calorías por hora mientras duermes, lo que hace un total de 550-560 al cabo de ocho horas de sueño. Huelga decir que a mayor peso aumenta ligeramente dicha cantidad, que se reduce también algo para los más delgados.
Cómo acelerar el metabolismo
Pero podemos ayudar a nuestro cuerpo a aumentar ese consumo a través de una actividad moderada, como puede ser una salida a pasear al perro o simplemente a dar una vuelta alrededor de la manzana. Manteniendo un proceso activo, pero moderado, antes de irnos a la cama haremos que aumenten un tanto las revoluciones, y de esa forma el metabolismo haya de hacerles frente con un mayor consumo calórico.
Luego está por supuesto, un entrenamiento algo más vigoroso a últimas horas del día; que dicho sea de paso es lo normal en el 80% de la población, puesto que no puede hacerlo a otra hora. Y aquí el reparto entre ejercicio aeróbico (correr, pedalear, nadar…) y/o anaeróbico (pesas, abdominales…) no es tan relevante. Si lo que buscamos de verdad es quemar calorías, debemos hacerlo con intervalos de alta intensidad, con picos altos de frecuencia cardiaca y otros de recuperación. El problema está en distanciar lo suficiente el sueño de dicho ejercicio interválico, por la excitación a la que sometemos al organismo: el sistema simpático y la adrenalina se disparan, y cuesta conciliar el sueño hasta que recupera su homeostasis, esa cualidad de autorregulación de los seres vivos, que nos permite mantener una condición interna estable.
Así que pensemos mejor en algo más moderado. Nuestro cuerpo va a recibir un estímulo que hará que el metabolismo entre en fase catabólica y convierta moléculas en energía. Algo que continuará sucediendo 2 ó 3 horas después, cuando me vaya a la cama. Tras hacer ejercicio, el cuerpo te pide una fase de reposo/descanso para recuperarse del esfuerzo. Lo aconsejable es dejar al menos una hora de intervalo entre el final de nuestros ejercicios y la hora de dormir, más que nada para que nuestro cuerpo se relaje y la adrenalina que hemos segregado vaya desapareciendo. Esto en el caso de un ejercicio moderado; pero para un entrenamiento algo más intenso, lo suyo es demorar al menos 2-3 horas el irse a la cama. Con la tranquilidad de que la “máquina” seguirá quemando más grasa que si hubiésemos estado sentados delante del televisor desde que entramos en casa.