¿Sabes que dependiendo de tu forma de ser hay actividades que hacen que te sientas más cómodo practicándolas? Hay muchos estudios que respaldan esta teoría y que, como apunta el Dr. Ángel Durántez, director médico de NeoLife y experto en medicina del deporte, “sin ninguna duda hay un ejercicio más adecuado que otro para cada persona. La personalidad tiene un gran impacto en la actividad física. Sería muy largo analizar los diferentes perfiles de personalidad; pero el factor común a tener en cuenta es la motivación. Si la actividad no resulta motivante difícilmente generaremos un hábito y conseguiremos beneficios”.
Está claro, no a todos nos sirven o estimulan los mismos argumentos. Es por ello que el profesional debe saber plantear el entrenamiento y hacer que nos resulte motivante. Es la mejor manera de evitar el abandono de la actividad y erigir el éxito frente al fracaso. “Para ello podemos utilizar algunos recursos como el planteamiento de un reto, una buena argumentación de los beneficios, la diversión o la sensación de seguridad que cause el ejercicio…”.
A la hora de elegir un ejercicio, también nos influye la percepción que cada uno tenemos de la relajación. “Pongamos el ejemplo de una persona que trabaja todo el día en una oficina sentada. Para esa persona puede suponer más relajación a nivel mental el salir a correr un buen rato al finalizar su jornada laboral, donde su físico no ha estado ‘activo’ pero sí su mente. Y una sesión más estática y pausada, como puede ser el yoga (depende de la modalidad), puede resultarle incluso estresante a nivel mental a personas que, por ejemplo, son más nerviosas. Aquí también nos encontramos con un problema que nos atañe a muchos y es que no sabemos relajarnos mentalmente. Esto también deberíamos entrenarlo”, subraya el especialista de la Clínica Neolife.
Es por ello que, según los expertos, a la hora de decidir qué tipo de actividad física queremos, debemos analizar nuestras propias vidas, capacidades y posibilidades del día a día; así como otras características como la edad, el género y el nivel de acondicionamiento físico. “No todo el mundo está preparado para correr desde un primer momento”, apuntan desde Neolife.
Algo está claro: hacer algo de actividad física, dentro de las posibilidades de cada uno, siempre será mejor que nada. Las últimas recomendaciones del Colegio Americano de Medicina del Deporte (ACSM), aceptadas por la OMS, son realizar un ejercicio cardiovascular de moderada intensidad (andar rápido, bicicleta, nadar, bailar…), durante al menos 30 minutos, cinco días a la semana o de intensidad mayor durante 20 minutos 3 días a la semana, Además, se recomienda hacer 2 o 3 sesiones semanales de tonificación muscular, equilibrio y coordinación y otras dos de flexibilidad.