Convertir tu salón en un gimnasio no tiene por qué suponer un gran desembolso para el bolsillo. Algunos objetos cotidianos pueden sernos de gran utilidad para poner en marcha rutinas tan efectivas como estas que te proponemos. Al final, como en todo, lo importante son las ganas que le pongamos a lo que hacemos y no tanto que el material sea de primera calidad.
1. Pelotas de plástico de los niños. Si es lo suficientemente grande, puedes utilizarla como fitball para practicar Pilates y Yoga en casa. También puedes fortalecer tus abdominales: para ello, colócate tumbada boca arriba sobre una esterilla y con los pies apoyados en el suelo. Desde esa posición, abraza la pelota con las piernas y manteniendo la presión estira las piernas. Vuelve a la posición inicial y repite varias series. En este artículo te dejamos muchos ejercicios más y un vídeo para los más avanzados que os permitirá sacarle todo el partido a este balón gigante.
2. Unas medias. Puedes utilizarlas como banda elástica para realizar una clase de stretching (estiramientos) y para tonificar piernas y glúteos. Por ejemplo: colócate en la esterilla apoyando las manos y las rodillas (la postura del gato, en yoga). La banda elástica debemos engancharla a un talón y sujetar los extremos con las manos. Desde esa posición, elevamos la pierna estirándola completamente y volvemos a descender a la posición inicial. Repetir varias veces y cambiar de pierna. ¡No te pierdas nuestras clases especiales con banda elástica en vídeo para hacer en casa!
3. Palo de la escoba, la mopa… ¿Quieres modelar tu cintura? Pues el soporte de una mopa o un cepillo es un magnífico apoyo para hacer giros de torso. Una opción puede ser colocar el palo sobre tus hombros, mientras mantienes la espalda recta. Desde ahí, inhala aire llenando el torso hacia un lado tanto como sea posible.
4. Una cuerda para tender la ropa. Fabrica tu propia comba de saltar casera para quemar calorías en el salón de casa. Con sólo 15 minutos de salto estarás realizando un estupendo trabajo cardiovascular que, además, castiga tus rodillas mucho menos que el running. Puedes ir incrementando la dificultad poco a poco, por ejemplo, con salto cruzado, introduciendo intervalos de distintas intensidades, saltos de pierna alternados que requieren de mayor equilibrio…
5. Unas botellas o garrafas de agua. Puedes hacer ejercicios de tonificación para tus brazos de todo tipo: bíceps, tríceps, laterales, prensas de hombros… de la misma manera que si utilizaras unas mancuernas. Sube de peso según tus necesidades rellenando con más o menos cantidad de agua. En vídeo: Los ejercicios de brazos más efectivos para ganar firmeza.
6. Unas toallas. Para colocar debajo del pie y hacer deslizamientos a ambos lados del cuerpo. Pueden utilizarse como apoyo para un trabajo abdominal o como esterilla para tu sesión de yoga. También son unas buenas aliadas para los estiramientos. ¡No te pierdas en estos vídeos cómo entrenar con la ayuda de unas toallas! Ejercicios con una toalla (I) | Ejercicios con una toalla (II).
7. Pelota de tenis. Con una simple pelota de tenis, puedes realizar algunos ejercicios que te ayudarán a estirar y relajar los músculos de la espalda. Acuéstate sobre tu espalda y coloca una pelota de tenis entre la columna y la espalda alta. Lleva entonces tus manos a la nuca y aleja los antebrazos hacia arriba todo lo que puedas. Nota cómo la pelota se desplaza con tu movimiento proporcionándote un suave masaje. Si sufres de pies cansados, haz lo mismo apoyando la planta del pie sobre la pelota haciéndola rodar desde el talón a los dedos. Si quieres un ejercicio algo más enérgico, prueba con esto: de pie, lanza la pelota hacia arriba bien alto mientras te agachas haciendo una sentadilla (activa bien glúteos y abdominales) y espera a recoger la pelota. Sube de nuevo y vuelve a repetir.