En la cinta de correr, la pendiente es tu amiga
Te parecerá una locura, pero la pendiente es una de las mejores aliadas a la hora de correr
Poner pendiente en la cinta de correr parece un hecho heroico. Seguro que piensas que ya tiene mucho mérito ponerse a correr en la cinta como para encima darle al botón de poner pendiente. Bueno, aquí voy a darte 6 razones que van a convencerte:
- La pendiente va a hacer que vayas más despacio para alcanzar el mismo nivel de pulsaciones, lo que significa que no necesitas forzar tanto tus articulaciones para consumir el mismo total de calorías.
- La pendiente hace que ganes mucha más resistencia, puesto que las pulsaciones se suben con mayor rapidez. Subiendo un punto la inclinación alcanzarás mayor frecuencia cardiaca que subiendo un punto la velocidad.
- Al estar la parte del pie de delante más alta que la del pie de detrás, tus pasos son más cortos y los saltos que das al correr menos altos. Esto supone un menor impacto para tu rodilla, cadera y espalda en cada paso.
- Con inclinación trabajan más los músculos de la cadera como los glúteos, así que correr con pendiente te va a dejar unos glúteos más proporcionados que hacerlo sin pendiente.
- Al existir menor impacto en cada paso, reducimos de manera importante la vibración del resto del cuerpo, lo que evita que el pecho -sobre todo, pero cualquier otra parte del cuerpo también-, se balancee demasiado.
- Si te acostumbras a correr con pendiente, cuando vayas por llanos en las carreras tendrás la sensación de ir mucho más cómoda, y lo disfrutarás mucho más.
Si eres de las que corre fuera el gimnasio, en la calle, te recomiendo igual que busques lugares con pendiente. Aunque, claro, ten en cuenta que, en un circuito, todo lo que subas después lo tendrás que bajar; así que con la bajada debes tener cuidado porque los impactos son mayores. Si puedes organiza tu circuito para bajar en la fase final de la carrera, en modo de vuelta a la calma, y si puede ser andando mejor.