A la hora de hablar del pelo, todos hemos tenido un mal día cuando, después de mirarnos al espejo, descubrimos que allí donde debería lucir una lustrosa melena, solo encontramos remolinos indomables que hacen que nuestra cabellera parezca la de un niño recién salido de la cama. ¿Sabes cómo evitarlo? Toma nota de nuestros consejos.
Lávalo regularmente. Parece una obviedad, pero la única forma de evitar que el pelo esté demasiado graso es lavándolo al menos una vez cada dos días. Utiliza un champú especifico para tu tipo de cabello (puedes preguntar a tu peluquero qué tipo de pelo tienes para saber si necesitas un champú que 'ataque' más o menos la grasa, en función de lo que requiera), y completa tu rutina diaria con un acondicionador formulado especialmente para hombres. Procura hacerlo por la mañana: si te vas a la cama con el pelo ligeramente húmedo, cuando amanezcas te arrepentirás. Capilarmente hablando, claro.
Utiliza el secador, sobre todo si tienes el pelo rebelde y necesitas darle forma todos los días, pero no te pases. Gradúalo para temperaturas medias, o, si careces de la opción de 'aire templado', alterna ráfagas frías con calientes hasta que tu pelo esté seco. Sitúa el secador a no menos de 20 centímetros de tu cabeza.
Aunque suene raro, el pelo funciona mucho mejor cuando le hacemos experimentar con distintos champús y acondicionadores. No se trata de tener una gama digna de una peluquería sobre la estantería del baño, pero si quieres que tu pelo luzca igual de brillante mes tras mes, prueba a cambiar de marca cada vez que termines un bote de champú o acondicionador. De esta forma evitarás que el pelo se acostumbre a una formulación concreta.
Si tienes el pelo rizado, ondulado o simplemente rebelde, es posible que ya seas un completo adicto a los productos de fijación, que mantienen tu cabellera a raya durante horas. Nuestro consejo: para no sobrecargar el pelo, intenta concederle al menos dos días de 'asueto' a la semana. Es decir, si para ir a la oficina cada día echas mano de un spray fijador, gel, espuma, gomina o similares, los fines de semana dáselos 'libres', para que el cabello respire y se oxigene debidamente.
Pase lo que pase, no sucumbas al 'truco de la gorra' si te levantas y tu pelo no tiene el aspecto deseado. Ya esté más sucio de lo normal, graso o indomable, ponerse una gorra no es la solución: lo único que conseguirás es empeorarlo aun más, sea cual sea el estado en el que estaba...
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