Los niños de Fukushima tienen miedo de jugar en la calle
Para los niños y niñas afectados por la crisis nuclear de Fukushima, el impacto del desastre ha sido triple: el terremoto, el tsunami y la crisis nuclear
Madrid (Europa Press)
La ONG Save the Children ha divulgado este jueves un estudio que revela que un año después del terremoto y del posterior tsunami en Japón, los niños tienen miedo a jugar en la calle y sufren los efectos psicológicos de cambiarse de casa o de escuela.
"Para los niños y niñas afectados por la crisis nuclear de Fukushima, el impacto del desastre ha sido triple: el terremoto, el tsunami y la crisis nuclear. Un año después la mayoría de los niños y niñas entrevistados han afirmado tener miedo a jugar en la calle y a los peligros invisibles de la radiación", ha informado la organización a través de un comunicado.
Los niños entrevistados no conocen qué es la radiación ni cuáles son sus efectos. Los más pequeños saben que es mala para su salud y que es algo que no se puede ver, oler ni tocar.
Según la ONG, más de 300.000 personas permanecen en hogares temporales y muchos padres y madres aún no han logrado encontrar un trabajo fijo tras el tsunami.
Además unas 7.000 escuelas quedaron destruidas, lo que provocó un impacto directo en la educación de los niños. Hoy todos han vuelto a clase, pero unos 25.000 han cambiado de escuela al haber tenido que abandonar sus hogares, devastados por el desastre.
"Una de las peores consecuencias de una crisis como ésta para un niño es la pérdida total del control de sus vidas. Para cualquier niño o niña, tener que cambiar de casa, ir a una escuela nueva y hacer amigos nuevos es difícil", ha destacado el estudio.
A este complicado proceso se suma el haber perdido amigos o familiares. "Cuando se enfrentan a estas situaciones, los niños y niñas necesitan un lugar dónde sentirse seguros, divertirse y jugar", ha explicado Bárbara Mineo, coordinadora de emergencias de Save the Children.
"El desastre ha creado una situación sin precedentes para los niños y niñas que han perdido sus hogares o se han visto separados de sus amigos y además luchan por superar la ansiedad que les ha provocado la crisis nuclear" ha añadido Mineo.
El estudio también detalla que unos 1.567 niños y niñas han perdido a uno de sus padres o a ambos.
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