Por LaVanguardia.com
La disolución de las Cortes y la convocatoria formal de las elecciones generales para el próximo 20 de noviembre abren la puerta a una larga precampaña en la que los principales candidatos explicarán sus propuestas programáticas y pondrán a prueba sus estrategias electorales. El favorito, Mariano Rajoy, centrará su discurso en la economía y la creación de empleo y dejará el resto de los temas que ha venido abordando el PP (como el caso Faisán) a sus segundos. Por su parte, Pérez Rubalcaba está convencido de llevar la iniciativa, al marcar la agenda con "propuestas centradas en los problemas de los ciudadanos". Finalmente, el candidato de CiU, Josep A. Duran Lleida, concurrirá como una tercera vía y centrará su discurso en cuatro temas: la economía y el pacto fiscal, los recursos educativos, la cohesión social y la calidad democrática.
PSOE: Marcar la agenda y llevar la iniciativa
A dos meses del 20-N, y con el Parlamento ya diluido como foco de la agenda política y mediática, Alfredo Pérez Rubalcaba mete la directa. Si hasta ahora a su equipo le ha resultado difícil seguirle el ritmo, más de uno puede quedar desfondado en esta nueva fase de la precampaña diseñada en Ferraz una vez que Rodríguez Zapatero convoque ya hoy oficialmente las elecciones.
Pese a la desmoralización generalizada en las filas socialistas, muy conscientes de que se encaminan a la derrota final que cerrará con amargura la etapa del zapaterismo en el PSOE, en Ferraz se dicen muy satisfechos por el curso de la precampaña. Porque Rubalcaba "está llevando la iniciativa y está marcando la agenda con propuestas centradas en los problemas de los ciudadanos". Y porque Mariano Rajoy, añaden, está teniendo que "ir a remolque" en todos los temas que el candidato del PSOE pone encima de la mesa.
Y eso que la cosa no pudo empezar peor para él. La reforma de la Constitución pactada entre Zapatero y Rajoy, casi con nocturnidad y alevosía y de espaldas no sólo a los grupos nacionalistas sino al conjunto de la ciudadanía, tiró por los suelos muchos de los cantos a la participación democrática con que Rubalcaba intentaba enganchar con las demandas del 15-M. En Ferraz dicen que el mal trago ya ha pasado: "El comité electoral del PSOE considera completamente superado el debate sobre la reforma constitucional y sus posibles efectos negativos".
El gran estandarte de la campaña de Rubalcaba es su apuesta por una nueva política fiscal que, presuntamente, apriete las tuercas a los ricos y a los bancos y sirva para crear empleo. En Ferraz dicen que ese debate ha entrado "como un cañón" en la sociedad. Y que es la prueba de que el PSOE tiene un discurso "claramente socialdemócrata" para salir de la crisis.
La imagen que se trata de plasmar es la de Rubalcaba como única garantía para el Estado del bienestar, con la sanidad y la educación públicas como banderas. La lideresa Esperanza Aguirre le ha echado un buen capote: en el PSOE aseguran que la sociedad está recibiendo como auténticas "agresiones" sus medidas en educación y sanidad. Y suspiran porque puedan mantener así al menos doce escaños por Madrid, y no los diez o menos previstos. Rubalcaba acaba de sumar además dos buenas noticias para sus intereses, aunque está por ver que se puedan traducir en votos. Los socialistas creen haberse quitado de encima el caso Faisán y reprocharán al PP su actitud. Y ETA parece seguir caminando hacia su fin, algo en lo que el candidato del PSOE, y ex ministro de Interior, ostenta sus medallas.
CiU: Una tercera vía catalana para salir de la crisis
Ante una campaña electoral que se prevé de alta confrontación política entre PP y PSOE, Josep Antoni Duran Lleida presentará a CiU como una tercera vía, la de la centralidad, que garantice una salida a la crisis. La economía, principalmente las medidas para crear empleo, y el pacto fiscal, auténtico caballo de batalla para que Catalunya obtenga los ingresos que le corresponden y le puedan salir los números, serán los ejes de la campaña de CiU. Duran Lleida confía en obtener un buen resultado, en número de diputados, pero también en términos relativos y que el PP no saque la mayoría absoluta que le vaticinan los sondeos, lo que reduciría la capacidad de influencia de la federación nacionalista en el futuro gobierno español. Con ese objetivo, la campaña de CiU buscará la proximidad con la gente y movilizar a todo su electorado, al que apelará a que el 20-N actúe pensando con el corazón, la cabeza y el bolsillo.
Para la elaboración del programa electoral, que se aprobará el 8 de octubre en una reunión extraordinaria del consejo nacional de CiU, el comité de campaña ha puesto en marcha cuatro mesas sectoriales sobre economía, recursos educativos, cohesión social y calidad democrática, que mantienen contactos con los sectores implicados. Como Rajoy y Rubalcaba, Duran se guarda algunos ases en la manga que mostrará durante la campaña, pero las líneas generales están definidas. En materia económica, la prioridad será generar empleo, y eso se traduce en un apoyo a las empresas, que son las que crean ocupación. Y en un apoyo a los emprendedores "frente a la economía especulativa en la que han coincidido PSOE y PP", explican en CiU. Esto se traduce en moderación fiscal, en una reforma laboral, medidas para dotar de liquidez a las empresas, especialmente las pymes, y en una política industrial ligada a la innovación como valor añadido. Duran Lleida hará también hincapié en las infraestructuras como motor de la reactivación económica de Catalunya y defenderá un nuevo enfoque de la inversión pública, con una defensa del corredor mediterráneo.
Con la crisis que no da tregua, el programa de CiU prestará atención especial a las políticas sociales, con propuestas para garantizar las pensiones a los colectivos más frágiles y una adecuada financiación del sistema sanitario. Y otras orientadas a los jóvenes, en materia educativa, de investigación, empleo y vivienda. Habrá un capítulo con iniciativas para mejorar la calidad democrática y favorecer la participación. Y el catalanismo será el elemento transversal de todo el programa, para dar prioridad a los intereses de los catalanes ante las instituciones del Estado.
PP: Economía y creación de empleo, lo único importante
A Mariano Rajoy sólo le ha faltado poner a la entrada de la sede del PP, en la calle Génova de Madrid, un cartel como el que colgó James Carville, estratega de la campaña de Bill Clinton de 1992, con la famosa frase "la economía, estúpido", porque es el lema que mejor refleja el leitmotiv de su campaña electoral. En especial de la suya, que se centrará en la situación económica, en cómo se ha llegado a ella y en lo que él hará para que España vuelva a crecer y a crear empleo. El caso faisán, ETA, Bildú o cualquier otra noticia de actualidad que surja a lo largo de la campaña electoral se los deja a sus segundos en el PP, autorizados para polemizar siempre que la polémica no tape lo importante: el debate económico.
Un debate en el que el PP considera que lleva todas las de ganar, dado el deterioro económico que ha sufrido España con el Gobierno de Rodríguez Zapatero, y del que esperan sacar réditos. La tesis de los responsables de campaña de Rajoy es que si la economía es la que le dio el triunfo del 22 de mayo en las elecciones municipales y autonómicas, la economía será lo que lleve a Mariano Rajoy al palacio de la Moncloa, tras de dos intentos fallidos.
Economía, economía y economía. Rajoy no se saldrá del guión. No se trata, esta vez, de optar entre una campaña más bronca o más plana, aseguran las fuentes del PP consultadas, sino de hablar de lo único que preocupa a la gente, que es la economía, y más concretamente la creación de empleo. Hablará de sanear las cuentas, de crear empleo, de ayudar a las pequeñas y medianas empresas y a los autónomos; de austeridad, de recortar los gastos e invertir en economía productiva. Hablará de todas esas cosas que suenan bien cuando la situación económica es tan inestable que la gente espera (el PP está convencido de ello) que alguien le diga la gravedad de la situación y se ponga manos a la obra, por muy duras que sean las medidas que tomar.
No habrá cabida para otros asuntos, a pesar de que centraron el debate político de la primera legislatura de Zapatero y de que el PP hizo bandera política de ellos, en su momento, con promesas de revocación cuando los populares llegaran al poder.
Ni el matrimonio entre personas del mismo sexo, ni la ley del aborto para hacer una ley de plazos ni la ley de la memoria histórica. Todo eso es pasado, y si alguien tiene que hablar de ello, será otro, no Rajoy. Él tendrá que hacer una campaña de presidente del gobierno, y para ello le favorece el hecho de que el actual mandatario no se presenta a las elecciones, lo que le permitirá a él dar esa imagen de solvencia, de gobierno, en la que los ciudadanos vean la posibilidad de salir de la actual situación.
Por esa misma razón, no habrá grandes promesas en el discurso del PP, sino –según los principales colaboradores de Rajoy– realismo y explicación de la gravedad de la situación, para que los ciudadanos no se lleven a engaño. La coletilla de que no hay milagros, sino trabajo y sacrificio, estará presente en las intervenciones de Rajoy, que hará una campaña clásica, de mítines diarios, porque los dirigentes populares creen que los militantes y los votantes necesitan ver al líder, aunque abundarán las reuniones con diversos sectores sociales.
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