Por Asier Martiarena
Con pérdidas de entre 300 y 500 millones de euros registradas en lo que va de año, las terrazas aparecen como un salvavidas temporal para el sector del ocio nocturno de Madrid. Una variante que, además de sortear los impedimentos de La Ley Antitabaco, confiere a los usuarios la experiencia de disfrutar de su tiempo de ocio desde lugares insospechados al pasear a pie de calle.
El Penthouse del Hotel Me Madrid -en la Plaza de Santa Ana-, la terraza del Urban -en la Calle San Jerónimo-, o las de la Casa Encendida, el Círculo de Bellas Artes permiten alargar las veladas y ver el atardecer desde las alturas con una oferta de ocio muy variada.
Y para todos los bolsillos. Desde las entradas cercanas a los 20 euros del Círculo –cuya programación de conciertos acaba a finales de julio- hasta la gratuidad del pujante y camaleónico Matadero, pasando por la azotea de la Casa Encendida que permite a los usuarios llevar consigo comida y bebida. Lo malo es hacerse con una entrada. Los atractivos de disfrutar de un concierto al aire libre oteando el cielo de la capital requieren de paciencia y cierta dosis de previsión ya que las entradas suelen volar y, en algunos, casos salen a la venta con semanas de antelación.
Pero no todo son conciertos y copas. También se puede cenar con vistas a los tejados de Chueca. El pasado mayo reabrió el remodelado Mercado de San Antón en el que, además de ofrecer varios puntos de degustación de bocados españoles, japoneses, griegos o italianos en su segundo piso, se puede degustar de una cena muy especial en el restaurante ubicado en su tercera planta.
Los empresarios piden mayor flexibilidad
Lo que queda claro es que el verano es tiempo de terraza. Más aún desde la entrada en vigor de la Ley Antitabaco. En ese sentido uno de los debates abiertos por los hosteleros de la capital es el de la flexibilización de la apertura de terrazas. La asociación de empresarios de ocio nocturno de la Comunidad 'Noche Madrid' critica que el Ayuntamiento de Madrid no les permita colocar terrazas en salas, cafés teatros y bares de música en directo que cuestan con un vestíbulo acústico, teniendo en cuenta que son espacios que están separados en el local con dobles puertas.
"Es un agravio comparativo respecto al resto de establecimientos y es paradójico que los únicos locales adaptados para el ocio nocturno sean los únicos que no puedan tener terraza donde la gente salga a fumar un cigarro. Nunca hemos pretendido que estas terrazas tuvieran música ni creemos que la deban tener, pero sí el derecho de disponer de este espacio", ha subrayado un representante de la asociación quien ha anunciado la presentación de una recurso contencioso-administrativo para reclamar sus derechos.
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