Fue el pasado 27 de junio cuando el futbolista Thiago Alcántara y Júlia Vigas se dieron el “sí, quiero” en la estricta intimidad, pero rodeados de amigos del mundo del fútbol. Desde entonces el que fuera jugador del Barça y la catalana no habían encontrado un hueco para celebrar su luna de miel. Sin embargo, coincidiendo con el parón invernal, disfrutan del paraíso.
Seis meses han tenido que esperar los recién casados para “coronar” su matrimonio con una luna de miel. Aunque a juzgar por las fotografías que están compartiendo durante los últimos días la espera ha merecido la pena. Playas espectaculares, baños de sol, excursiones en canoa y tiempo para leer, son algunas de las actividades de las que la pareja está disfrutando en unas Navidades que están siendo según ellos “distintas”, pero las primeras como marido y mujer.
"Seis meses ya... Te quiero", publicaba Júlia junto a una romántica instantánea de ambos en una playa de ensueño. Aunque la pareja no ha revelado el destino, algunos forofos del equipo alemán aseguran en las redes sociales haber coincidido con el futbolista en Tailandia, uno de los destinos favoritos para aquellos que acaban de pasar por el altar.
Un viaje al verano de lo más esperado, sobre todo para una pareja que vive en un ahora en el nevado Múnich, ya que el jugador milita en las filas del Bayern, desde el 2013, y allí regresará para ponerse de nuevo bajo las órdenes de Pep Guardiola tras el parón invernal. Una ciudad a la que se han adaptado de maravilla y en donde también se encuentran otros españoles como Xabi Alonso y su mujer, Nagore Aramburu, Javi Martínez o Juan Bernat.
El futbolista y la hija del empresario Juan Vigas, copropietario de la empresa J.Vigas S.A. -una de las principales productoras y proveedoras de corchos de vino, cava y champán de España- celebraron su boda en la exclusiva finca privada de Sant Climent de Peralta, en Forallac, Girona, y la noche previa al ‘sí, quiero’, los novios despidieron su soltería con una gran fiesta en la cala de Aiguablava. Una cita a la que los invitados asistieron vestidos de blanco, se hizo una suelta de globos y fue el mejor preludio de la lujosa boda con la que habían soñado Thiago y Júlia.