Como era su deseo, las cenizas de la Duquesa de Alba ya descansan en la iglesia del Cristo de los Gitanos
Los hijos de doña Cayetana, muy afectados tras la ceremonia, han insistido en lo importante que era para ella reposar en este templo, con el que se sentía muy vinculada
Después del multitudinario funeral que se celebró esta mañana en la catedral de Sevilla, los restos de la Duquesa de Alba fueron trasladados al cementerio de San Fernando (en la zona norte de Sevilla), donde fueron incinerados. Sus cenizas se han trasladado entonces a la iglesia del Cristo de los Gitanos, que es donde se han depositado estas, en la capilla lateral situada a la izquierda del Cristo de la Salud.
Ha sido una ceremonia íntima a la que sólo han asistido miembros de la familia de doña Cayetana, además de la Junta de Gobierno de la Hermandad. Los hijos de la Duquesa han salido acompañados por Alfonso Diez, que ha abandonado el templo con el dolor reflejado en el rostro e incapaz de pronunciar una sola palabra. Jacobo, hijo de doña Cayetana, ha afirmado que el acto ha sido "muy emotivo". "Mi madre estaba muy vinculada a esta iglesia, financió la reforma. Es el lugar donde ella quería estar". También han asistido los nietos de la Duquesa de Alba, todos ellos visiblemente afectados.
Al igual que Jacobo, el Hermano Mayor de la Hermandad del Cristo de los Gitanos, Pepe Moreno, ha definido la ceremonia como "muy emotiva", comentando que todos han cantado la Salve y se han echado a llorar al escuchar las palabras del sacerdote Ignacio Sánchez-Dalp, capellán de la Casa de Alba en Sevilla. Cada uno de los hijos de doña Cayetana han ido pasando uno a uno ante la lápida para despedirse de ella.Tras la ceremonia, el templo se ha abierto al público, para que todo aquel que quiera pueda entrar y rendir homenaje a la Duquesa de Alba.
Desde ahora, las cenizas la Duquesa reposan bajo un lienzo con una representación de la resurrección de Cristo, obra que donó ella misma a la iglesia. Varias coronas de flores, destacando las de la Hermandad y la preciosa declaración de amor de Alfonso Díez, se han situado a ambos lados de la lápida, en la que pueden leerse unas emotivas palabras que reflejan el cariño mutuo de la Duquesa de Alba y el lugar en el que descansa: "Aquí reposan las cenizas de nuestra Hermana doña Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, Duquesa de Alba. Camarera de Honor de Maria Santísima de las Angustias, Medalla de Oro y gran benefactora de esta Hermandad de los Gitanos, gracias a cuya contribución y ayuda fue posible la reconstrucción de este Santuario. Estará por siempre en la memoria de nuestra Hermandad".
La elección de este lugar es bastante significativa, dada la gran vinculación de doña Cayetana con esta Hermandad. Siempre que podía acudía a visitar al Cristo de los Gitanos, del que la familia Alba es fiel devota y por el que doña Cayetana sentía verdadera pasión. Todas las madrugadas del Jueves Santo, cuando sale en procesión por las calles de Sevilla, el Cristo de los Gitanos pasaba por delante del palacio de la Dueñas. Entonces, salvo en alguna ocasión en la que faltó, la Duquesa salía a recibirlo, le colocaba un ramo de flores y se cantaba una saeta, antes de continuar con la procesión.
En la iglesia de los Gitanos, que fue financiada por doña Cayetana, hay un manto donado por ella con el escudo del ducado de Alba. El cariño y vinculación que esta Hermandad tenía con doña Cayetana se manifestó ya en la capilla ardiente, en la que se colocaron junto al féretro un cuadro del Cristo de los Gitanos y otro de la Virgen de las Angustias, pertenecientes a la Hermandad.
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