La Duquesa de Alba ha fallecido a los 88 años de edad en su residencia sevillana del Palacio de las Dueñas. El alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, ha sido el encargado esta mañana de confirmar su fallecimiento: "Doña Cayetana siempre llevó a Sevilla en el corazón y por eso permanecerá para siempre en el corazón de Sevilla. Descanse en paz". A su lado estaban su marido Alfonso Diez y sus hijos, que ya se habían trasladado a la ciudad a principios de esta semana tras conocer que su madre había ingresado en el hospital a causa de una neumonía.
La salud de doña Cayetana fue empeorando en cuestión de horas y su familia decidió entonces trasladarla al Palacio de Dueñas, su casa, donde tanta felicidad había vivido, en la que falleció. Junto a ella estaban sus seis hijos y su marido, que no se separaron de ella ni durante el tiempo que estuvo ingresada ni cuando ya fue trasladada a su residencia sevillana. Según ha confirmado fuentes municipales, el Ayuntamiento de Sevilla acogerá la capilla ardiente de la aristócrata, que quedará instalada concretamente en el Salón Colón de la Casa Consistorial hispalense.
En los últimos meses, la Duquesa había reducido bastante sus apariciones públicas. La última vez que acudió a un acto fue el pasado 5 de octubre, cuando estuvo en el Real Club Pineda de Sevilla para ver competir a su hijo Cayetano en la II edición de la Ruta Vía de la Plata. La aristócrata había sido siempre muy activa, aunque tras haber tenido que ser operada de una rotura de la cabeza del fémur tras una caída durante un viaje a Roma con su marido Alfonso Diez, en la primavera de 2013, su salud se había resentido.
En los meses posteriores, llevó una vida más tranquila en el Palacio de las Dueñas junto a su marido, con el que había celebrado su tercer aniversario de boda este otoño y que se había convertido en su compañero inseparable en los últimos años. Su movilidad se había reducido considerablemente y, tal y como comentaban sus allegados, tenía reparo a salir demasiado de su casa.
Su último ingreso hospitalario se había producido en el mes de junio, cuando se sometió a una revisión de la válvula que se le implantó en el año 2009 para mejorar los problemas de hidrocefalia e isquemia cerebral que padecía.
Una mujer segura, rebelde, con una fuerte personalidad y sobre todo muy activa e inquieta. Una apasionada del arte, la cultura y los viajes, así era doña Cayetana. Tras su boda, la tercera, con Alfonso Diez, vivió una segunda juventud en la que demostró sus enormes ganas de disfrutar de su familia y de la vida. Una energía que tristemente nos ha dicho adiós hoy.
Era la aristócrata más conocida de España y pertenecía a una familia que extiende sus raíces desde los nobles castellanos de la Edad Media hasta la reina María Estuardo de Escocia. Cayetana de Alba, la mujer con más títulos nobiliarios, la aristócrata por antonomasia y probablemente la persona con la sangre "más azul" del mundo, ha estado muy ligada a Sevilla, ciudad a la que siempre llevó como un emblema, como una divisa, como un título del que presumió tanto como de los que heredó de su padre.
El reparto de su herencia, valorada en unos 3.000 millones de euros, ya está firmada ante notario, y en ella su esposo, Alfonso Diez, de 64 años y que inició la relación con ella en 2008, firmó en febrero de 2011 sus capitulaciones matrimoniales, un total de quince cláusulas por las que renunciaba a "cualquier título, derecho u honores que le pudiera corresponder fruto de su matrimonio".
Hasta siempre doña Cayetana.