La vida a veces nos da reveses inesperados, que nos llenan de desconsuelo y tristeza y nos dejan un vacío en el corazón que es difícil de volver a llenar. El pasado 29 de septiembre la vida de Isabel Preysler cambió. Tras más de 30 años juntos, protagonizando una historia de amor que marcó época y que convulsionó la crónica social y política, tuvo que decir adiós a su marido, su compañero, su amigo, su confidente y su apoyo tanto en los buenos como en los malos momentos. Miguel Boyer, que fallecía de manera inesperada a consecuencia de una embolia pulmonar.
Desde entonces, Isabel ha mostrado en todo momento con una entereza admirable, sin embargo, el sufrimiento va por dentro y, a pesar de que ha intentando no derrumbarse, en estos momentos necesita más que nunca el apoyo de los suyos. Ya han pasado los primeros días desde que Miguel no está y no va a ser nada fácil acostumbrarse a su nueva vida sin él.
Es por ello que durante este fin de semana han sido muchos los familiares y amigos que han querido visitarla en su casa de Madrid para mostrarle su cariño incondicional, tal y como hicieron la semana pasada en la emotiva y multitudinaria despedida al que fuera ministro de Economía.
Su hija Ana ha tenido en ella su mejor ejemplo a seguir y en estos instantes tan tristes y complicados ha demostrado que ha heredado su misma fortaleza y serenidad. Este fin de semana, visitó a su madre acompañada de Fernando Verdasco, que conducía el coche, y que está siendo un gran apoyo para la familia. Nada más enterarse de la devastadora noticia, el tenista madrileño, que se encontraba en China compitiendo en el ATP Beijing, cogió el primer vuelo a la capital española para estar con ellos en estos dolorosos momentos.
Tampoco quisieron dejarla sola Nuria González y Fernando Fernández Tapias, grandes amigos de Isabel, quienes están dándole todo su cariño para ayudarle a superar este duro revés.