Sofía Loren y Mónica Bellucci, las dos italianas, exuberantes, con una belleza impactante y puro carácter. Treinta años de edad las separan, pero son, sin lugar a dudas, dos iconos de belleza que parecen “inmunes” al paso de los años. Las dos han soplado las velas de su tarta en las últimas semanas y lo han hecho así de estupendas. ¿Será la genética italiana?
Aunque parezca increíble, Sofía Loren, una leyenda viva de Hollywood, ha cumplido 80 años el pasado 20 de septiembre. No ha perdido un ápice del glamour, desprende energía y sigue siendo la atractiva mujer que enamoraba a las cámaras desde los años cincuenta, querida y aclamada en todo el mundo y con dos premios Oscar en su haber, uno por la película Dos mujeres, en 1961, y otro honorífico en 1991. Aunque sus mayores premios son los hijos que tiene de su matrimonio con Carlo Ponti: Edoardo y Carlo.
Este año Sofía no sopló las velas de su tarta en su Roma natal, sino que lo hizo en Ciudad de México, junto al magnate mexicano de las comunicaciones Carlos Slim, que le organizó una gran fiesta en el Museo Soumaya, donde está ubicada la exposición Sofía Loren: ayer, hoy y mañana.
Una eterna diva, de la que muchos dicen que tiene una sucesora a la altura: Mónica Bellucci. Si los pactos con el diablo a cambio de la eterna juventud existieran seguro que, además de Sofía Loren, Mónica también sería sospechosa. La actriz cumplió 50 años el pasado 30 de septiembre y sigue igual que cuando comenzó a dar sus primeros pasos en el mundo del cine.
Madre de dos hijas, fruto de su relación con el actor Vincent Cassel, Deva, nacida en 2004, y Léonie, nacida en mayo de 2010, tiene unas medidas de infarto y puede presumir de seguir protagonizando campañas publicitarias como modelo, además de continuar su carrera en la gran pantalla. Irreversible, La pasión de Cristo, Matrix Reloaded o El pacto de los lobos, son algunos de los títulos en los que ha trabajado.
Mónica quería llegar a ser abogada y estudiaba para ello, pero con tan sólo dieciséis años comenzó su andadura en el mundo de la moda y más tarde, se dio cuenta de que la abogacía no era lo suyo. ¡Qué estrella se habría perdido el cine!