El que fuera magistrado del Tribunal Constitucional Enrique López, de 51 años, ha contraído matrimonio con su pareja, la dueña de una inmobiliaria de lujo Belén García Prieto, en el Ayuntamiento de San Agustín de Guadalix. Una ceremonia íntima y discreta que se celebró el pasado sábado a la 1 de la tarde y a la que acudieron una veintena de invitados, entre ellos sus familiares y amigos más cercanos, y que se celebró en el restaurante Araceli de la sierra madrileña. La novia en todo momento evitó ser fotografiada, mientras que el novio, con traje azul marino y corbata verde, llegó a pie al consistorio acompañado de su hijo.
La pareja se conoció hace poco más de un año, poco después de que el juez finalizase su relación con la presentadora Silvia Jato. Belén García Prieto nació en Zamora y procede de una prestigiosa familia muy bien relacionada en el mundo de los negocios y las finanzas. Al igual que su ahora marido, está divorciada y es una afamada empresaria, dueña de la inmobiliaria de lujo Villamora. Ambos aportan al matrimonio dos hijos de sus anteriores uniones. Belén, una joven, Almudena, de 20 años. Y Enrique, un chico de 18, con quien el novio llegó al Ayuntamiento de San Agustín de Guadalix.
Antes de la boda, Enrique López y Belén García disfrutaron de unas vacaciones juntos en San Pedro de Alcántara, Marbella. Días antes, la novia se fue con unas amigas a República Dominicana, a modo de despedida de soltera.
La boda fue muy discreta, ya que los novios siempre han optado por pasar desapercibidos. Algo que el juez no consiguió el pasado junio cuando fue sorprendido en su motocicleta saltándose un semáforo en rojo, sin casco y superando la tasa de alcohol permitida. Un escándalo que obligó a López a dimitir justo antes del verano, por lo que el magistrado ha preferido estar en un segundo plano hasta saber que le deparará el futuro.