“¿Quién es en la actualidad la estrella más atractiva de Hollywood, la más dinámica, la que arrastra mayor número de espectadores a las salas cinematográficas?”. Así arrancaba el artículo que la revista ¡HOLA! publicaba el 2 de julio de 1955, un reportaje titulado “Guerra de Rubias” que acercaba el debate que se estaba produciendo en la meca del cine.
“El pasado año, estas preguntas solamente parecían admitir una respuesta: Marilyn Monroe; millares y millares de artículos se dedicaban a contar los encantos de la ígnea belleza de la famosa Marilyn y la sola aparición de su nombre en la marquesina de un cine, era garantía de grandes éxitos en taquilla”. La revista ¡HOLA! hacía así referencia a los años en los que Marilyn había consagrado su carrera en Hollywood gracias a las películas Niágara (1953), Como casarse con un millonario (1953) y Los caballeros las prefieren rubias (1953), en donde su interpretación del número Los diamantes son los mejores amigos de la mujer, se convirtió en un clásico de los musicales.
“Pero hoy esta situación parece haber cambiado y no es porque Marilyn haya perdido el favor del público, ya que su nombre continúa ejerciendo magnetismo, pero su supremacía en la gran pantalla se ve amenazada con la aparición de otra personalidad tan atractiva como la propia Marilyn: Grace Kelly”. En esos años, la que después sería Princesa de Mónaco, había tenido una corta pero muy exitosa carrera en Hollywood: se había convertido en una de las actrices favoritas del director de cine Alfred Hitchcock, había triunfado con películas como Solo ante el peligro o Mogambo y había ganado un Óscar gracias a su interpretación en La angustia de vivir.
Aunque esa “Guerra de Rubias” era una forma de hablar, lo cierto es que ese dualismo era el que sonaba en el epicentro del séptimo arte en ese momento y las actrices eran comparadas constantemente: “En tipo y temperamento, las dos rubias que se disputan la supremacía en la pantalla, son verdaderamente polos opuestos. Mientras Marilyn detendría el tráfico de cualquier ciudad; Grace, con sus elegantes gafas negras, pasaría inadvertida. Sin embargo, ambas son esencialmente femeninas y dotadas hasta el enésimo grado con los mayores atractivos”.
El reportaje de 1955 terminaba lanzando una pregunta a sus lectores: “¿Cómo terminará esta guerra que se inicia entre las dos rubias más sugestivas del momento?”. El final de la historia ahora es bien conocido, un año después –en abril de 1956- Grace Kelly fue la protagonista de una de las historias de amor más bonitas del siglo XX. Se casaría con el príncipe Rainiero de Mónaco y renacería como la princesa europea con más glamour y carisma. La princesa Gracia se volcó por completo en sus tres hijos y en servir al Principado, al que convertiría con su presencia en el destino favorito de la jet set mundial.
Por su parte -y como recordaba el número 566 de la revista - Marilyn Monroe se había divorciado de su segundo marido, el jugador de béisbol Jon Di Maggio. “La vida marital de Marilyn naufragó en el océano de su colosal popularidad, como lo resumió el propio Di Maggio, días después de su separación al serle preguntado por el motivo del divorcio: “¿Quién puede resistir estar casado con una institución nacional?””. Al poco tiempo la actriz encontraría el amor de nuevo junto al dramaturgo Arthur Miller y triunfaría con su papel en Con faldas y a lo loco. En 1961 se divorciaría de Miller y un año después su vida terminaría de forma trágica, convertida ya en un icono del siglo XX.
El final de la princesa Grace de Mónaco no fue menos dramático: un accidente de coche –en la misma carretera donde en los años 50 rodó junto a Cary Grant, Atrapa a un ladrón- terminó con su vida en el verano de 1982; sumiendo en la tristeza a una de las familias reales más bellas de Europa y conmocionando a todo el planeta.
Las “rubias de personalidades opuestas”, de las que se hablaba en el reportaje, abandonaron el mundo ya convertidas en personajes de leyenda y en mujeres que forman parte de historia, dentro y fuera de Hollywood. En ese artículo de 1955 ya se vaticinaba el éxito de “estas muchachas tenaces” y se parafraseaba a un productor cinematográfico exclamando: “¡Es asombroso lo que consigue una rubia en nuestros días!”.
¡HOLA! cumple 70 años de historia