“Aún no tiene nombre pero es de las más bellas de la costa”, así describieron las páginas de la revista ¡HOLA! la casa que los Duques de Alba estrenaban en Marbella en el verano de 1963. Cayetana Fitz-James Stuart y de Silva y su primer marido, y padre de sus seis hijos, Luis Martínez de Irujo y Artázcoz abrieron, con una gran sonrisa, las puertas de su pequeño paraíso con vistas al Mediterráneo.
Construida en un solo piso y mirando al mar de la Costa del Sol, los anfitriones mostraron su casa: “La duquesa Cayetana nos acompaña por el interior de la casa, por todas partes, detalles de exquisito buen gusto. Cómodas butacas, botellas multicolor de vidrio noble y muchas pinturas de José Caballero, de Cocteau y de la propia duquesa que también pinta”.
Su nueva casa se convirtió en el refugio de veraneo de la familia, que en 1963 acababa de aumentar con la llegada de Cayetano Martínez de Irujo en abril de ese mismo año. Los duques posan cariñosos con el bebé en el moderno salón de su casa. “La casa es chiquitita, por eso no están los demás niños con nosotros”, aclaró la duquesa acariciando a su hijo menor. En ese momeno aún faltan cinco años para que la familia se complete con el nacimiento de la única niña del matrimonio: Eugenia Martínez de Irujo, Grande de España y duquesa de Montoro.
Los Duques de Alba posaron en su terraza mientras tomaban el sol y después doña Cayetana se animó a darse un baño mientras el fotógrafo de la revista captó ese momento, con los primeros rascacielos marbellís de fondo.
“Como despedida, la duquesa nos confiesa su preocupación: la casa aún no tiene nombre y, no sabe cómo llamarla. ¿Le puede valer “Alba de Marbella”?
¡HOLA! cumple 70 años de historia