Xabi Alonso y Nagore Aranburu, amor a la italiana para celebrar sus cinco años de matrimonio
La pareja, que contrajo matrimonio el 12 de julio de 2009, ha elegido Portofino para pasar un fin de semana inolvidable
A pesar de que Xabi Alonso no ha podido vivir la final del Mundial de Brasil sobre el césped junto a la selección española, el futbolista del Real Madrid tiene más de un motivo para sonreír. Este fin de semana el jugador y su mujer, Nagore Aranburu, han vivido un fin de semana, solo para dos, en Portofino, el lugar elegido para dar rienda suelta a su amor y celebrar su quinto aniversario de casados.
Como dos tortolitos, la pareja se dejó ver paseando muy enamorada por las calles de este bello enclave italiano, recorriendo algunos de los rincones más turísticos del lugar y degustando su gastronomía. Mirándose con verdadera adoración, pudimos ver a Xabi y Nagore compartiendo mantel en La Gritta American Bar uno de los exclusivos restaurantes de Portofino, destino vacacional que de aquí a una parte se ha convertido se ha convertido en uno de los escondites más chic de todo el Mediterráneo.
Nagore, que se decantó para esta velada romántica por un conjunto blanco muy ibicenco al que añadió una cazadora vaquera, una vez avanzada la noche, no tuvo más remedio que incluir el fútbol en esta escapada, pues el sábado Brasil y Holanda se disputaban el tercer y cuarto puesto del Mundial de Brasil y Xabi no quería perdérselo, de ahí que la pareja eligiera estratégicamente un mesa frente a un enorme televisor, en el que vieron como Holanda marcaba tres tantos a la selección carioca.
Xabi Alonso y Nagore Aranburu, quienes han logrado formar la familia con la que siempre soñaron y son padres de tres hijos, Jon, de cinco años, y Anne, de tres y Emma, de casi ocho meses, se casaron el 12 de julio de 2009, sin embargo, el futbolista y su mujer, comenzaron su relación cuando tan solo eran unos adolescentes, una relación que atraviesa por uno de sus mejores momentos, señal de ello es este viaje que ha realizado la pareja y que se parecía más a una luna de miel que a una escapada de fin de semana.