Arquitecta (en paro) de profesión, y escritora por vocación, así es Paz Herrera,la ganadora de Pasapalabra, que aún no ha asimilado que tras 87 programas intentándolo se ha convertido en “millonaria” al llevarse el preciado bote del programa que ascendía a nada más y nada menos que 1.310.000 euros. Oculta tras una peluca durante un mes, ya que como te contaremos a continuación al ganar el premio Christian Gálvez le rapó la cabeza, Paz “flipa” con la fama, tanto que no ha dudado en hacerse un “selfie” con el grupo de periodistas que esta mañana hemos tenido el placer de compartir unos minutos con la recientemente coronada “reina del diccionario”.
Animada a ir al programa porque desde el sofá de su casa le salía muy bien, Paz afirma: “Todavía no me he hecho a la idea. Todo el mundo esperaba más de mí que yo misma”. Humilde, cercana y luciendo con mucho estilo su nuevo corte de pelo, esta cántabra admite que a medida que iban pasando los programas se iba sintiendo más cómoda. “Al principio todo me daba vergüenza y al final acabé cantando y bailando”, aunque también comenta que en algún momento tuvo un punto de inflexión, pues pensó que jamás lograría completar el rosco.
Con un libro de cuentos publicado en el que cuenta cosas de su abuela en la posguerra y que lleva por título Cuentos de María y Lucero y con algún premio de relato corto en su haber, esta Torrelaveguense no tiene reparos en admitir: “No sé cómo viven los millonarios”, para rectificar segundos después y decir: “Bueno si lo sé porque de pequeña era vecina de Botín, vivíamos tapia con tapia, pero la cigüeña se equivocó y llevo la riqueza al otro lado del muro”.
Paz, quien es todo sonrisas y agradecimientos, ha permanecido oculta tras una peluca durante un mes después de que el presentador de Pasapalabra y una de sus invitadas, Natalia Sánchez, le raparan su corta melena. “Tuve que ponerme una peluca para que la gente no adivinara que al final había ganado el bote, así que seguí los consejos del popular Felisuco, acudiendo a la peluquería que su mujer tiene en Santander”. “Christian decía que me parecía a Bon Jovi” añadía la concursante.
Alucinada con todas las palabras que existen en nuestro idioma, Paz comenta: “No me leí el diccionario porque me volvería loca, me estudié las capitales del mundo y los satélites del sistema solar, ya que en una ocasión me salió una en el rosco y nunca más”
Convertida en toda una heroína en las calles de su pueblo, Paz comenzó a ser consciente de su fama cuando comenzaron a reconocerla fuera de su entorno: “Me reconocieron en Nueva York y en el Machu Pichu”. Risueña y habladora, Paz añade: “El recorrido que antes hacía en 5 minutos ahora lo hago en media hora porque la gente de Torrelavega me va parando”
Con los pies en la tierra y con la humildad como bandera, esta cántabra de orígenes humildes ha señalado que su mayor satisfacción, aparte de las felicitaciones de su familia, han sido los mails que ha recibido de algunos exparticipantes: “He recibido veintitantos mensajes de compañeros felicitándome y eso me ha llegado al alma”.
Paz, que da como consejo a los nuevos concursantes de Pasapalabra que escuchen bien la letra y la definición completa de la palabra, no tiene planes de participar en más concursos aunque afirma: “No tengo pensado volver a ningún concurso, aunque cuando me funda el millón….”
Aprendiz de todo y maestro de nada, como ella misma se define, esta cántabra de pro, soltera, pero tía de tres sobrinas habla con verdadero dulzura de ellas. “Mi sobrina mayor está estudiando medicina con una beca, es muy buena estudiante y las otras dos aún tiene 17 años, pero si quieren estudiar yo les pagaré los estudios”.
Christian Gálvez presente en toda la rueda de prensa ha intervenido durante unos minutos y lo ha hecho para alabar a la concursante a la que ha definido como “buena persona”. “Ha sido muy cariñosa con todos sus contrincantes y es que Paz se deja querer muy pronto” añadía el presentador. Calificado como el Robin Hood de la televisión, Christian afirma tajantemente: “No sería capaz de ponerme delante del rosco”. Pues que no lo haga, pero que no deje de presentar el concurso, pues sin él no sería lo mismo.