Desde hace algunos años, el estadio Santiago Bernabéu se ha convertido en centro de peregrinaje para cientos de miles de turistas, curiosos y aficionados al fútbol: una construcción de hormigón que lleva en pie desde 1947, y que en los próximos tres años sufrirá una colosal reforma, que cambiará por completo la cara de este tramo del Paseo de la Castellana.
Los prototipos del proyecto, que finalmente ha ido a parar a manos de un triunvirato de estudios de aqrquitectura (L-35, los alemanes GMP Architekten y el estudio Ribas&Ribas), se desvelaban por completo estos días, presentando lo que será el aspecto final de la meca merengue: una espectacular edificación de línea envolvente, con revestimiento ventilado de metal y una particular cubierta retráctil sustentada sobre el actual esqueleto del edificio.
El nuevo coliseo se ha ganado así el corazón del presidente del club merengue, Florentino Pérez, que suma este proyecto a una consecución de ampliaciones en las expectativas de crecimiento del Real Madrid : primero con la ampliación de la Ciudad Deportiva, y más tarde con la creación de una escuela de fútbol, pensada para dar formación a una cantera de futbolistas de élite.
Entre los atractivos del nuevo estadio: el marcador de 360 grados, situado en la parte superior de las gradas y diseñado a imagen y semejanza de los de la NBA, además de un hotel de unas 150 estancias, integrado en el edificio, y que permitirá ver los partidos desde las habitaciones, a través de paredes acristaladas. El centro comercial del estadio también sufrirá una reforma: pasará de ocupar uno de los ángulos del edificio -que a partir de ahora será una zona verde-, a la cara frontal, la que da al Paseo de la Castellana, con la intención de convertirse en la principal arteria comercial de primeras marcas de la zona. Por último, la azotea, que contará con una terraza de acceso público, con vistas tanto al terreno de juego como al skyline de Madrid.