Shane Warne viaja a Londres para recuperar a Elizabeth Hurley

'Estamos arreglando algunos asuntos (privados). Pero todavía no hemos tirado la toalla', asegura el jugador de críquet australiano

por hola.com

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Elizabeth Hurley ha recibido la visita de su todavía prometido Shane Warne. Días después de que surgieran rumores de crisis entre ambos, el jugador de críquet australiano voló a Londres junto a sus tres hijos para reunirse con Hurley. En un intento por recuperar a su prometida, Warne visitó a Elizabeth y fueron fotografiados juntos por las calles de Londres. Rodeados de los tres hijos de Shane –Summer, Jackson, Brooke y una amiga suya, Amy- caminaban juntos, aunque a cierta distancia el uno del otro. Todos juntos acudieron al restaurante Santa Lucia de Fulham Road y a la casa de la actriz. Hurley, vestida con unos leggins de cuero y jersey morado, se mostró muy cariñosa con los hijos de Warne, aunque con él, a juzgar por las fotografías, se palpaba un cierto distanciamiento.




Los rumores de crisis de la pareja comenzaron tras haber interrumpido sus mensajes vía Twitter y haber sido vista la actriz sin su anillo de compromiso. Ante la oleada de especulaciones ambos se han pronunciado en sus perfiles. Elizabeth Hurley ha agradecido a sus "seguidores leales" y ha pedido perdón por el silencio ante los acontecimientos recientes que para ella son "demasiado crudos y personales como para compartir en este momento". Por su parte, Shane Warne ha sido más positivo: "Algunas informaciones referentes a EH y yo son absoluta basura. Sí, estamos arreglando algunos asuntos (privados). Pero todavía no hemos tirado la toalla".


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Tras este encuentro con Warne y su familia, Elizabeth Hurley salió a cenar junto a su buen amigo, el diseñador de zapatos Patrick Cox, para contarle lo acontecido. Mientras algunos medios, especulan que a Hurley no le ha gustado nada la buena relación que mantiene el deportista con su ex mujer, Simone Callahan, madre de sus hijos, otros aseguran que la gota que ha colmado el vaso es la indecisión por parte de él de no poner fecha a su boda. Al margen de los dimes y diretes, y si ellos no se pronuncian al respecto, solo el tiempo despejará cualquier duda sobre su futuro.