Llevábamos un tiempo sin verla y hoy, Esther Cañadas ha acudido a los Juzgados de Esplugues de Llobregat, en Barcelona, donde ha declarado como testigo del juicio al que se enfrenta su exmarido Sete Gibernau por un supuesto fraude fiscal.
La que fuera una de las modelos más cotizadas por las grandes firmas en la década de los 90, ha cambiado mucho físicamente en los últimos años. Ya no luce una silueta tan extremadamente delgada como antes y su entrada hoy a los juzgados, con un chaquetón gris, pantalones vaqueros y un fular violeta, ha sorprendido a más de uno. En los últimos años Esther, de 35 años, ha frenado el frenético ritmo de trabajo que llevaba y ahora lleva un tiempo sin asomarse a las portadas de las revistas y las campañas de moda, y lleva una vida más relajada.
Muy sonriente y tranquila, la modelo ha llegado por la mañana para prestar declaración acerca de las cuentas de su exmarido, durante el periodo que estuvieron casados. El expiloto de motos y la modelo contrajeron matrimonio en abril de 2007 y se separaron un año más tarde, poniendo fin a cuatro años de convivencia.
Ahora Hacienda acusa a Sete Gibernau de evadir 2,8 millones de euros en impuestos de renta y patrimonio, durante los años 2005 y 2006. El ex piloto de GP siempre ha confesado que durante ese tiempo su residencia oficial estaba fijada en Suiza, y que eso le eximía de pagar impuestos en España. Aunque asegura que, por exigencias de su trabajo, tenía que viajar constantemente. Pero según la ley española, los ciudadanos que permanezcan menos de 183 días en el extranjero están obligados a pagar impuestos en el país de residencia, por lo que Sete tiene que demostrar cuánto tiempo estaba fuera.
Tras su divorcio del deportista, Esther puso tierra de por medio y ahora vive entre México y Estados Unidos. Antes del piloto, la modelo estuvo casada con el modelo holandés Mark Vanderloo, del que se separó en el año 2000. Una de las últimas imágenes de la modelo en un evento fue en 2011, cuando acudió a una fiesta benéfica organizada por el futbolista Samuel Eto’o en Milán, donde también ha vivido en los últimos años, y también la vimos sobre la pasarela en el verano de 2010 con Custo Barcelona.