"Sinceramente, no sé por dónde empezar. Lo que voy a escribir es tan importante para mí que no sé muy bien cómo desarrollarlo. Lo mejor será empezar y dejar que todo surja de una manera natural y muy de verdad… ¡¡¡VOY A SER MAMÁ!!! He logrado cumplir el sueño de mi vida. Por eso quiero compartir con todas vosotras este viaje tan especial y poder contar todas mis vivencias en este periodo tan fascinante…
Nunca me ha gustado hablar de mi vida privada y mucho menos comercializar con ella. Por eso, estos primeros meses de embarazo he estado un poco aislada del mundo: es lo que me pedía el cuerpo -yo le llamaba “momento nido”- pero, también, quería apartarme por mi situación profesional. Cuando todo esto saltó a la luz, no quise alimentar el morbo y preferí no salir a la calle, para no contribuir a que se especulara sobre un tema tan delicado. Yo quería evitar por encima de todo que se hablara de supuestos padres o supuestos candidatos a serlo. Eso es algo que no voy a permitir ahora ni, por supuesto, cuando mi bebé esté aquí: me niego a que esa sombra le persiga durante toda su vida. Ya me ocuparé de educar a mi hijo bajo la verdad y, sobre todo, bajo la naturalidad.
Como os he contado, mi primera reacción fue encerrarme en casa. Pero, según pasaban los días, me iba dando cuenta de que no me sentía bien conmigo misma, que estaba haciendo de esto, inconscientemente, un tema tabú, algo que, al tiempo, provocaba más polémica y no me hacia sentir bien. Así que he decidido contarlo: para quedarme embarazada, he recurrido a la inseminación artificial. Me apetece contarlo también para tener la oportunidad de mostrar mi agradecimiento a todos esos anónimos que ayudan a muchas mujeres a cumplir, como yo, el sueño de sus vidas. Si con esto puedo ayudar a otras que tengan dudas, aquí me tienen para lo que necesiten.
Creo que aún no somos muy conscientes de que, por desgracia, tenemos un plazo muy corto para ser mamás. Con esto no quiero insinuar de ninguna manera que nos adelantemos a tener hijos o que lo hagamos a lo loco. Creo que esa es la decisión de la que más segura tiene que estar una mujer en toda su vida, se haga como se haga. Una mujer de 40 años es muy joven y se siente muy joven pero lo de la maternidad va por otro lado, se mide con otro reloj que por desgracia no podemos controlar. Me he informado mucho sobre el asunto. Resulta que a partir de los 37 años las posibilidades de poder quedarte embarazada bajan a una velocidad que asusta. Claro que existen mujeres que son mamás a una edad muy avanzada pero os aseguro que son unas privilegiadas. Es muy arriesgado esperar y esperar pensando que en el futuro serás madre sin problemas. Yo siempre lo he tenido claro: no me iba a arriesgar a esperar a que apareciera el compañero adecuado para cumplir mi sueño y que, cuando éste llegara, a mí se me hubiera hecho tarde. ¡Me habría convertido en la mujer más infeliz del mundo!. Así que aquí estoy, feliz con mi bombo, alucinando cada día con los cambios de mi cuerpo y dejándome llevar lo mejor que puedo por este laberinto hormonal con el que intento aprender a convivir…
Quiero hablar de todo esto con vosotras y que muchas de las que estéis en mi situación compartáis conmigo vuestras experiencias. Hay tantas vivencias por compartir…Desde cómo te sientes mala madre por no saber montar el cochecito del bebé –aquí están las hormonas otra vez-, hasta el conflicto con tu pecho nuevo. Mejor dicho y hablando claro, ese par de tetas que aumentan por horas, que no las reconoces como tuyas y que son bastante difíciles de manejar…Solo espero que cuando llegue el momento cumplan bien su función y pueda amamantar durante mucho tiempo a mi bebé. No hay que olvidar el tema del vestuario. ¡¡Madre mía!!. Sobre esto tengo mucho que escribir porque ¡vaya tela!. En fin, un millón de anécdotas y situaciones que me va a encantar compartir con vosotras. Después de romper el hielo con este texto creo que me va a resultar muy fácil. Así que me despido hasta el siguiente capítulo. ¡¡Muchos besos!!".